El sector cultural y las características específicas del producto creado por ello están asociadas a la creación de una experiencia para el usuario, lo que constituye una fuerte razón por la cual el consumo cultural cae en la categoría del ocio. En este sentido, en los últimos años, se han creado diferentes experiencias que se constituyen como valor añadido para la oferta cultural.
Este ensayo busca analizar estas experiencias desde la óptica del usuario y de la gestión según la perspectiva de dos estudios de caso que se enfocan en el Tercer Sector o ONG y en el trabajo artístico o de gestión cultural de comunidades. El interés de este marco es el de poder reflejar sobre las tendencias de un proyecto cultural moderno que cumpla de alguna manera una función social y entender las motivaciones de las personas encargadas de su gestión. De igual modo, se pretende, finalmente, observar la experiencia de forma más directa e interpretar su significado para los agentes culturales (gestores, públicos, clientes, artistas) que hacen parte de esa actividad.
El tema, aunque amplio nace de las reflexiones alrededor de tendencias artísticas comunitarias y/o colectivas, o sea, de trabajadores del sector cultural que normalmente no cobran un sueldo de la actividad que ejercen. Asimismo, ¿cuáles son las motivaciones de este grupo de personas para llevar a cabo determinados proyectos? ¿Cómo es que el sentido colectivo cambia la naturaleza de los proyectos o sus objetivos? ¿Podemos afirmar este tipo de gestión supone algún valor añadido al producto cultural en si mismo?
El ensayo tiene estas cuestiones como punto de partida y se centra en las tendencias modernas de los festivales y del cine a través de dos estudios de casos distintos en un sentido estructural pero complementarios en algunas de sus funciones. Ambos están pensados alrededor de un determinado contexto inicial y un marco teórico que facilita el desarrollo de reflexiones.
Leer documento completo aquí.