Anna Eschbach, nacida en una familia mitad húngara y mitad alemana, vivió la mayor parte de su infancia en Japón debido al trabajo de sus padres. A su regreso a Europa, estudió su carrera en Historia del Arte con un postgrado en Estudios Curatoriales del Arte Contemporáneo, lo que inició su camino en el mundo cultural. Tras varias experiencias en el sector cultural y artístico en Europa, aterrizó en Beijing, China, el destino para su nuevo proyecto con Antonie Angerer, I: Project Space. Es de carácter inquieto, curioso y multicultural, y a través de su proyecto sigue aportando diversas ofertas artísticas, conectando el mundo internacional con una comunidad local. La entrevista fue realizada por Junzuan Ye y Martina Scherschener de nuestro Máster Universitario en gestión cultural.
I: Project Space es una plataforma abocada al diálogo e intercambio de arte internacional fundada en 2014 por las curadoras Antonie Angerer (alemana) y Anna-Viktoria Eschbach (húngara-alemana). Dedicada a construir estructuras de soporte para artistas y a ampliar las posibilidades de establecer relaciones a largo plazo entre el ambiente artístico, el curatorial, el de investigación y otras formas de producción de conocimiento. Es un espacio sin fines de lucro ubicado en la antigua área de Hutong, en Beijing, y combina un espacio de exhibición con dos estudios de residencia para artistas visitantes de China y del exterior. Al encontrarse en el centro de Beijing pero por fuera de los distritos artísticos como premisa, I: Project busca de manera comprometida acercar la interacción de las personas con el arte a la vida cotidiana.
En el marco de I: Project, las palabras intercambio y diálogo no se utilizan en vano, sino que se implementan directamente en la acción. La programación del espacio, que incluye también conferencias, charlas y talleres, genera el marco para las residencias y las exhibiciones en un constante diálogo sobre cuestiones actuales del arte contemporáneo.
¿Cuál es vuestra área de estudios? ¿Cuándo y dónde obtuvisteis vuestros títulos?
Antonie estudió Cultura China e Historia del Arte, tanto en la licenciatura como en la maestría. En realidad, nos conocimos durante nuestros estudios de licenciatura, ya que también estudié historia del arte en mi licenciatura. Ella continuó sus estudios en Zúrich y Pekín, mientras tanto yo inicié mis estudios curatoriales en Frankfurt, Alemania. Creo que lo que hacemos es como la conexión de nuestras experiencias. Ella domina la historia del arte y tiene experiencia en estudios chinos, y yo vengo de una perspectiva más contemporánea que aporto al proyecto. Obtuve mi maestría hace tres años, en el 2014 y Antonie un año antes. Ambas iniciamos en Tubinga y finalizamos el máster en Frankfurt en la academia de arte.
¿Qué tipo de prácticas conseguiste?
Entre mi licenciatura y mi máster, trabajé por lo menos un año en una plataforma de medios sociales para coleccionistas de arte, organizábamos todas las visitas a las ferias de arte. Para los coleccionistas, también hacíamos las exhibiciones. Fue definitivamente muy útil. También trabajé para diferentes museos, en distintos lugares de Europa. Uno de los proyectos que hice fue para el Ludwig Museum en Budapest, en el que ayudé a desarrollar el programa de residencias para curadores. Debido a que el equipo era sumamente pequeño, básicamente me responsabilizaba de todo, lo cual era mucha presión, pero eso me ayudó mucho a aprender a escribir propuestas de proyectos, o cómo hablar con funcionarios del gobierno. Así que pienso que eso fue crucial, y también porque inicié un programa de residencias aquí en Pekín.
¿Cuándo y por qué razón viniste a Pekín? ¿Cuál fue tu primera impresión?
Es verdaderamente difícil de explicar, pero Antonie ha estado aquí desde el 2007. Somos amigas, e hicimos proyectos juntos en Europa. Hace 5 años, cuando ella estaba aquí por una entrevista, vine a visitarla. Esa fue mi primera vez, y mi segunda vez en realidad fue cuando me mudé aquí. Antonie estaba fascinada con la energía de este lugar, y era tan diferente a las imágenes que los medios de comunicación occidentales cuentan acerca del país. Todavía había esa clase de anarquía con la que puedes hacer cosas. Terminamos conociendo muchísima gente que entre conversaciones nos dieron la idea de que algo especial estaba sucediendo en China. Después de eso decidimos que queríamos estar en Pekín y ser testigos de primera mano.
¿Cuáles fueron los principales retos de trabajar en artes con un contexto cultural totalmente diferente?
Creo que siempre es algo muy sorprendente, pero tienes que considerar que tienes que traducir todo constantemente, y además, tomarte el tiempo para explicar a las personas acerca de tu trabajo en comparación con el trabajo en un contexto familiar o conocido. Aquí la gente te pide explicaciones. Para nosotras, inicialmente, la financiación también fue un reto, la financiación es un reto como para cualquiera en el ámbito cultural. Solo podíamos tener financiación fuera de China porque éramos nuevas. Tuvimos que encontrar lentamente la manera de obtener recursos chinos, pero eso era solo como para crear confianza, creo.
¿Cómo empezasteis a desarrollar el proyecto? ¿Cuáles fueron los primeros pasos?
Primero fue necesario contactar con gente que ya estaba desarrollando proyectos de arte aquí en Pekín. Entonces contactamos con varias galerías, museos y curadores que conocíamos, para llegar a otras personas. Con el contacto, averiguamos cómo funcionaban las cosas. El segundo paso fue construir una figura legal para el espacio, fue necesario buscar una buena solución. En nuestro caso, teníamos una empresa en China y afortunadamente encontramos un abogado que estaba dispuesto a ayudarnos más o menos de forma gratuita para que pudiéramos abrir la empresa. El siguiente paso fue confeccionar el Plan de Negocios y empezar a hablar con fundaciones que estarían dispuestas a colaborar con nosotras.
¿Cómo puedes describir la situación de los espacios de arte independientes en Pekín? ¿Cómo defines la “independencia”?
A diferencia de Berlín, Londres o New York, aquí no existe una fundación que apoye los diferentes espacios de arte independientes, lo que significa que la gente debe ser más creativa para lidiar con la situación, como AOTU Studio que tiene un salón de peluquería combinado con un espacio de arte.
La línea entre “con fines lucrativos” y “sin ánimo de lucro” no está clara algunas veces, lo cual, creo, no es necesariamente un problema. Para mí, la independencia no es realmente un aspecto monetario, sino que tiene que ver más con cómo aprovechas el contenido. Puedes elegir es seguir ciertas líneas o decir “No, soy independiente” y decido que hago con mi espacio. Nosotras empezamos un festival hace dos años llamado Independent Art Space Festival. En el primer año tratamos de reunir los gerentes para discutir la definición de espacios independientes, pero no funcionó. Y durante el segundo año, el festival se enfocó más en entender cómo los espacios de arte independientes generan contenidos de maneras en comparación con las galerías de arte y los museos. Creo que se trata realimente del enfoque, puedes decir: “no” a las cosas, puedes ser subjetivo y personal con relación a las opciones, puedes estar interesado en brindar soporte a algo muy específico. Es como veo la “independencia” pero, por supuesto, no es fácil si todo el tiempo debes estar luchando, además de que el arriendo es costoso en Pekín. Y además, no todo mundo tiene suficiente dinero para apoyar un espacio como pasatiempo.
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