El Gran Teatre del Liceu de Francisca Fuentes y Lina Spinetti, estudiantes del Máster Oficial en Gestión Cultural de la Universidad del Barcelona.
El Gran Teatre del Liceu, un equipamiento cultural de titularidad pública, que surgió gracias a la iniciativa de los miembros de la Milicia Nacional en el año 1837 y gracias a las aportaciones de la burguesía barcelonesa y a aportes particulares, es reconocido hoy en día como el teatro de ópera más simbólico y prestigioso de Barcelona y uno de los más importantes del mundo.
Situado desde el 4 de abril de 1847 en La Rambla de Barcelona, el Liceu cuenta actualmente con un aforo de 2.292 localidades repartidas en 6 plantas, una de las salas operísticas con mayor capacidad del mundo.
De tal manera, su gestión y organización de recursos humanos responde a diversos órganos y personalidades provenientes tanto del ámbito público como del privado, entre los que se encuentra el Consorci del Gran Teatre del Liceu, la Generalitat de Catalunya, el Ajuntament de Barcelona y la Diputació de Barcelona, entre otros. En términos generales, además de su administración, gestión y patronato, el Gran Teatre del Liceu es un equipamiento que emplea actualmente de manera permanente a más de 300 personas.
Siendo una fundación, sus estatutos establecen que los resultados de su ejercicio anual son reinvertidos en su totalidad en las actividades del ejercicio siguiente. Sin embargo, es de resaltar, que a diferencia de la mayoría de equipamientos públicos culturales de Barcelona, los ingresos generados por la actividad del Liceu representa más del 35% de los ingresos totales, que para el periodo 2014-2015 fueron de 39 M€.
Denotando una marcada apuesta por la democratización cultural, en donde se entiende a la cultura como un bien colectivo que debe ponerse al alcance del mayor número de habitantes de un territorio, la gestión del teatro reconoce que el gusto por la ópera podría constituirse en un “ascensor social” que propicie el consumo de otras manifestaciones culturales, garantizando al mismo tiempo la formación de públicos fidelizados y con ganas de repetir la experiencia.
El proyecto social que tuvo vigencia desde el 2014 al 2018 tiene tanta o más relevancia que el proyecto artístico y propone dejar atrás la relación elitista que históricamente tienen las clases “populares” en torno a la ópera y el Teatro, para convertirse en un lugar de unión en donde se entienda a la ópera como un espectáculo total, que además facilita el acceso y tiene la voluntad de disminuir la distancia social entre el Teatro y los nuevos públicos poco habituados al lenguaje operístico.
Una de las conclusiones de este análisis, realizado por Francisca y Lina, que resulta destacable del estudio del caso del Liceu, son las formas de cómo mantener la naturaleza social de un equipamiento al tiempo que le hacemos económicamente equilibrado. Una de esas claves es mantener y crear el público que represente su carácter social con innovaciones, sin perder de vista la cuenta de resultados. Y trabajar con eficacia una clara estrategia con la que se esté de acuerdo.
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