El rol del gestor cultural en la Colombia del postconflicto de David Palacios

En este ensayo, David Palacios Cortés, exalumno del Máster Oficial en Gestión Cultural de la Universidad de Barcelona, licenciado en Arte Dramático y nacido en Colombia, indaga sobre el rol que juega la gestión cultural y sus profesionales en un país como Colombia, que en el año 2017 se encontraba en la transición entre el conflicto armado y el pacto de paz con la guerrilla más antigua del mundo. A partir de esto, el autor resulta visionario al pronosticar la tendencia de las políticas públicas del país las cuales tienen un interés por el crecimiento económico por encima del crecimiento social.

El ensayo inicia contextualizando al lector con una descripción histórica del conflicto armado en Colombia a partir de información extraída del informe de La Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas. Posterior a ello, se puede encontrar la interpretación del autor  sobre el impacto del conflicto armado en la sociedad colombiana desde la perspectiva cultural y a la vez, David se apoya en autores como Maslow para identificar las necesidades que deben estar resueltas para que el ciudadano colombiano, después de ser afectado por la guerra, tenga posibilidades de satisfacer sus necesidades culturales.

Dentro de las distintas conclusiones, el autor plantea que el ejercicio cultural en Colombia es egoísta con la población, pues las políticas culturales no están diseñadas para generar mecanismos sólidos que permitan a la población acceder a la cultura y esto lo dice porque percibe el reto nacional de hacer que muchas más personas tengan la capacidad para acceder a la cultura.

De la misma manera, David considera que la escasa oferta académica en estudios culturales y gestión de la cultura es un problema que obliga a que los nuevos profesionales transmitan el conocimiento a las nuevas generaciones, de esta manera, busca fortalecer las distintas prácticas para acercar a la población al hecho cultural y artístico.

La gestión de proyectos comunitarios, no solo significa un reto sino una obligación para el gestor cultural. Es decir, gestionar proyectos que permitan la participación activa de la población afectada directamente por la violencia y el conflicto armado. Proyectos culturales pensados y gestionados por y para la población vulnerable que permitan satisfacer necesidades culturales y cohesionar a la población en torno a un país en búsqueda de consolidar la paz.

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