Entrevista del mes: “Hemos de educar en la cultura para que los jóvenes quieran consumir música en un futuro” Judit Llimós

Judit Llimós, directora artística de GuitarBCN, en esta entrevista habla de su experiencia profesional, sus buenas y malas anécdotas en la gestión cultural y la dirección artística y específicamente del panorama del subsector musical en la actualidad. Temas como educación cultural, formación de públicos para la música, calidad artística, igualdad de género, impuestos a la cultura, son abordados en esta entrevista.

En la entrevista completa, realizada por Diana Balbastre y Marina Landa, estudiantes del Máster Oficial en Gestión Cultural de la Universidad de Barcelona, encontrarás información sobre los modelos de gestión de sus festivales y la organización de sus recursos humanos de cara a los grandes volúmenes de trabajo que se les presentan.

Mira aquí el teaser de la entrevista.

Los festivales que gestionáis son de estilos musicales muy diversos: ¿pretendéis con esto abarcar un público más amplio? ¿Es vuestra intención hacer pedagogía cultural?

Creo que siempre se intenta hacer pedagogía cultural: desde el minuto cero que una persona se sube a un escenario intenta transmitir cultura, porque, para mí, la música, sea la que sea, o prácticamente toda, es cultura. Desgraciadamente, en este país no nos han educado para apreciar la música, no nos han educado para saber que la música hay que pagarla, no nos han educado para saber que este señor que está encima del escenario está trabajando. Existe la idea de que la música es un divertimento para el artista y que tiene que ser todo gratuito. Esto no pasa en Reino Unido, no pasa en Francia, esto no pasa en muchos países europeos ni en muchos países americanos. Incluso no pasa en América Latina; allí han nacido con la música en las venas y la valoran de manera diferente. Pepe Rubianes siempre decía que cuando se encontraba gente en los bares le decían: “¿Pepe, pero tú en realidad de qué trabajas?”. Porque claro, al teatro uno va a pasárselo bien y a echarse unas risas, pero no a trabajar. Como argumento se suele decir que, y he llegado a oírlo en programas de televisión, con los precios que tienen las entradas de los espectáculos los artistas tienen que estar forrados. Esto no es así, el 31% de una entrada son impuestos. Y luego hay que deducir los alquileres de la sala y demás gastos.

Entonces, se podría decir que para vuestros conciertos, ¿buscáis un público con cierta educación cultural?

Tenemos varios ciclos de conciertos. El Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona es el que quizá tiene un mayor golpe de efecto a nivel cultural, ya que es un género que tiene mucho que ver con la cultura. En cambio, GuitarBCN es un festival que se nutre de distintas músicas y a través del cual intentamos llegar a diferentes públicos. Por ejemplo, acabamos de hacer un concierto de un grupo que se llama Taburete, que tiene un público de entre 18 y 25 años, con la intención de enseñar a sus seguidores que dentro de este festival, al que están asistiendo, hay otras músicas que pueden descubrir. También programamos, creo que hace un par de años, un concierto de Els Catarres en el Sant Jordi Club, los cuales también tienen un público muy joven y familiar, con la misma finalidad: ir trabajando y educando las nuevas generaciones. Tenemos que educar a nuestros hijos en la cultura, familiarizarlos con la música, de lo contrario nunca comprarán una entrada para un concierto cuando sean mayores. Nosotros asumimos ese rol: educar y cuidar diferentes públicos, sobre todo el público joven.

El GuitarBCN se trata de un festival un tanto diferente: los conciertos se dilatan bastante en el tiempo, ¡dura unos 5 meses! Pasáis prácticamente la mitad del año al pie del cañón, ¿cómo lo lleváis?

GuitarBCN no es el concepto de festival al que estamos acostumbrados, que dura un fin de semana. Creo que hay más ventajas que inconvenientes en el hecho de trabajar con tanto tiempo vista, ya que te da margen para promocionar los conciertos, dedicarte a la producción el tiempo que haga falta… Creo que espaciar los conciertos en el tiempo es una manera de mimarlos. Para nosotros, cada concierto es igual de importante que el otro, sean del formato y dimensiones que sean.

¿Ha habido algún momento en el que se han complicado tanto las cosas que hayas pensado “lo dejo, no quiero seguir trabajando en la música”?

Sí, hace muchos años. Era una época en la que yo asumía muchas responsabilidades y salí de un concierto tan cansada y agotada que empecé a llorar. Recuerdo que pensaba: no sé si quiero seguir en esto. En esta profesión te llevas mucho trabajo a casa: a la una de la madrugada estás respondiendo un correo y pensando en lo que tienes que hacer al día siguiente. Es un trabajo muy sacrificado y te tiene que gustar mucho para aguantarlo. Y cuanto más mayor te haces más te cuesta, porque el tema de trasnochar, con la edad, se hace más difícil de aguantar. Merece la pena, pero el cuerpo al final te dice que pares. Es un trabajo que físicamente es cansado, ¡y eso que no hago producción! Muchas veces salimos de aquí a las siete de la tarde, vamos al concierto y llegamos a casa a la una de la madrugada. No es un trabajo fácil de conciliar con la pareja y la familia. Además, yo intento ir a todos los shows, o a prácticamente todos.

Empezaste como tour manager de muy joven y de casualidad. ¿Cómo sucedió?

Fue hace casi veinte años. En 1998, conocí un grupo que se llamaba Gema4. Eran unas chicas cubanas que cantaban a capella, buenísimas, espectaculares. Su mánager se quedó embarazada y se volvió a Cuba, y se quedaron sin saber qué hacer. Así que asumí yo ese rol, y así empecé. Al poco entré a trabajar dentro de la empresa Fila7, que en esa época llevaba a Pepe Rubianes, Miguel Gila o a Ángel Pavlovsky. Allí estuve unos tres años. Después me fui a Mas i Mas, estuve llevando el booking del Jamboree y de La Cova del Drac durante 7 años y en esa época empezamos también el festival Mas i Mas, el cual sigue celebrándose cada mes de agosto en Barcelona. De ahí me fui a dirigir Músiques Modernes en l’Auditori de Barcelona, durante cuatro años. Y ahora estoy aquí desde hace seis.

En cuanto a tus ideas previas a sumergirte en el sector musical, ¿te habías planteado dedicarte a ello? Cuando empezaste con Gema4 no pensabas que ése fuese a ser tu camino profesional definitivo.

No. Fue por casualidad. Aunque siempre me fascinó la música. Hasta que no me lo vi encima no me lo planteé en serio. Fui jugando y afortunadamente, salió bien. De hecho, al cabo de un tiempo decidí dejarlas, ya no podía más. Eran unas mujeres que trabajaban muy bien pero eran muy difíciles de gestionar. Eran cuatro cerebros pensantes que tenían cuatro opiniones diferentes y todas valían lo mismo. Era agotador. Me acuerdo que con el finiquito que me pagaron me fui a Cuba. Irresponsabilidad total, porque yo no tenía trabajo en ese momento. Un día me llamó Joan Mas, que había sido cliente mío cuando yo llevaba Gema4, las cuales le habían llenado en diversas ocasiones el Jamboree, y me ofreció trabajo. Y me fui a Cuba con trabajo. Tuve suerte.

Nos gustaría tratar un tema que nos resulta relevante. Parece ser que las caras visibles de la mayoría de proyectos culturales son hombres. Como directora de GuitarBCN, ¿crees que existe una brecha de género en el sector? ¿Crees que existe un “techo de cristal” en el sector cultural también?

Es innegable que el machismo sigue existiendo y creo que, desgraciadamente, seguirá existiendo durante mucho tiempo aún. Yo creo que lo importante es cómo lo sobrelleva una misma, por dentro. Tienes que lograr que eso no te cree conflicto y te haga daño. Hay agentes que no quieren hablar conmigo, porque soy mujer, tal cual. Y agentes que no quieren hablar con chicas de marketing, por ser mujeres. No voy a decir nombres, pero me ha pasado.

¿Crees que se está abriendo una nueva etapa para la mujer en la música?

Yo en mis festivales siempre he programado mujeres, y no es por hacer cuota. No he pensado en hacer cuota jamás en mi vida. Creo que hay mujeres buenísimas. He trabajado con muchísimas mujeres. En muchos de nuestros festivales hay muchas mujeres, este año sin ir más lejos. Hay una columna vertebral de chicas bastante importante. Y juro que no lo hago queriendo.

Pasamos a otro tema que ha creado bastante polémica en el sector cultural, el IVA cultural. ¿Cómo crees que ha afectado al sector? ¿Lo habéis notado en vuestros festivales?

Lo del IVA ha sido una vergüenza. Yo no sé ni cómo estamos aquí todavía, de verdad. Me parece una atrocidad que un país deje perder su cultura poniéndole un IVA del 21%. Me parece horrible, espantoso y ruin. Una de las peores cosas que se puede hacer es quitarle la cultura a un pueblo, fatal. Los años 2012 y 2013 fueron un desastre. Yo pasé muchas noches sin dormir, muchas. El sector se hundía. Se ha ido recuperando poco a poco, pero hubo unos años muy duros. Ahora han bajado el IVA al 10%, pero es que habíamos tenido el 8%.

 

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