El rol de las Redes comunitarias y solidaridad social: reorganización social del cuidado durante las pandemias

La crisis sanitaria desatada por la COVID-19 ha puesto dramáticamente de manifiesto que la vulnerabilidad y la interdependencia son la base de las relaciones humanas; destacándose que el cuidado -y los efectos que esto tiene en quien lo presta y en quien lo recibe no depende sólo de una persona, sino de las redes en las que participa. El confinamiento ha hecho más difícil acceder a las redes de apoyo básicas y el encuentro informal en el espacio público, ya que las redes y las interacciones sociales (tejido social) son vistas como un elemento clave en el contagio. No obstante, se han seguido dando prácticas de reciprocidad voluntaria y de solidaridad entre vecinos, que se han organizado de forma más o menos formal dependiendo del barrio o municipio, y que en algunos casos han dado lugar a redes organizadas de apoyo mutuo (Cano-Hila & Argemí-Baldich, 2020). Durante las primeras semanas del estado de alarma surgieron iniciativas solidarias a nivel comunitario (red vecinal de apoyo y solidaridad para hacer frente a la pandemia de la COVID-19 y sus medidas de confinamiento) que, en algunos casos se incentivaron, aunque limitando ciertos tipos de actividades. Estas redes permitieron apoyar en términos de cuidados a personas mayores e infancia, ofreciendo acompañamiento, apoyo psicológico y recursos materiales básicos para colectivos especialmente afectados por el confinamiento.

Es aquí donde las redes de cuidado comunitarias y barriales, a pesar de no tener conocimiento especializado de salud, cumplen un rol clave para la supervivencia de la pandemia. Conocer a vecinos y vecinas, privilegiar la organización comunitaria a escalas barriales, activar la paralización efectiva de los puestos de trabajo con mayor nivel de contagio y construir redes cooperativas de consumo y producción, así como estar atentas a las posibles violencias machistas es clave para superar la crisis y retomar la movilización político social. El proyecto permitirá repensar lo público y lo privado y sus relaciones. En este marco, son fundamentales los espacios de lo común, de lo colectivo, más allá de las responsabilidades individuales para hacer frente a una crisis estructural.

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