La relevancia y oportunidad del proyecto, delante de las profundas transformaciones sociales de los últimos años, los impactos de la crisis económica de la pasada década y de las consecuencias de la covid-19, es notorio. En primer lugar, el proyecto plantea las consecuencias en la reorganización social de los cuidados des de una perspectiva integrada y que complementa el conocimiento epidemiológico con el conocimiento desarrollado por las ciencias sociales en el estado español.
La pandemia pone de manifiesto las claras consecuencias que tiene sobre la vida común la mercantilización de los espacios de lo público, de lo común y de lo solidario. Así, se ha profundizado la crisis de los cuidados; la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado de trabajo; se ha exacerbado la violencia por razones de género; la indispensable reducción de la población penitenciaria femenina; la inconciliable articulación de tiempos y trabajos de las madres monomarentales y la sobreexplotación de la población femenina migrante y/o desplazada, entre otros colectivos de mujeres vulnerabilizadas. La pandemia ha profundizado las brechas de género y la vulnerabilidad de las mujeres con lo que impulsar el cambio transformador para la igualdad abordando la economía de los cuidados, remunerada y no remunerada, incorporando la perspectiva de género en el abordaje para la respuesta del impacto socioeconómico de la COVID-19 es clave.
Resulta evidente la importancia de reconocer el cuidado como un derecho de las personas y, por lo tanto, como una responsabilidad que debe ser compartida por hombres y mujeres de todos los sectores de la sociedad, las familias, las empresas privadas y el Estado. La situación actual profundiza la crisis de los cuidados. Es necesario que las medidas tomadas para abordar esta situación tengan en su núcleo políticas y programas de cuidado que permitan paliar esta realidad de manera inmediata al tiempo que promuevan la corresponsabilidad entre mujeres y hombres en la vida familiar, laboral y social. Esto nos permitirá pensar en un mundo post pandemia donde las mujeres puedan incorporarse al empleo, al estudio y a la política y disfrutar plenamente de su autonomía. Además, resulta necesario romper con la división sexual del trabajo tanto dentro como fuera de los hogares. Se requiere avanzar hacia una transformación cultural que permita romper con las subjetividades construidas en torno a lo femenino y lo que se considera feminizado. En este sentido, la solución no pasa solamente por repartir más equitativamente el cuidado entre varones y mujeres a nivel individual, sino que su importancia y valor se reconozca y pueda ser provisto también en parte por la sociedad, el mercado y el Estado.