Desde el ámbito de salud y salud mental de coParticiPA, entendemos la participación como un conjunto de procesos dinámicos que adoptan diversas formas y niveles (individual, comunitario, colectivo). Es el ejercicio de un derecho, no una obligación, que no siempre es reconocido o reivindicado por las personas. La participación no es un fin en sí mismo, sino un medio que, a veces, implica romper con lo establecido, aportando beneficios como la salud y el empoderamiento de las personas.
Requiere tiempo, la identificación y transformación de espacios para la participación, relaciones de confianza y acceso a la información. Los profesionales deben reconocer las asimetrías, «ceder poder» y entender la participación como una responsabilidad. Sin embargo, existen barreras como el autoestigma, la vergüenza, la desconfianza en los servicios, procesos pseudoparticipativos predefinidos y la exclusión de ciertos colectivos. Este enfoque busca superar estas barreras, promoviendo una participación genuina que beneficie la salud y el bienestar mental de todos.
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