- La iniciativa se ha llevado a cabo en la Facultad de Educación UB en colaboración con la Fundació Solidaritat UB.
- El eje del proyecto han sido los Encuentros Sociodeportivos, una intervención socioeducativa basada en la actividad física para la mejora de la convivencia y el bienestar.
- El proyecto ha implementado alrededor de 50 Encuentros, en los que han participado personas refugiadas y voluntarias, estudiantes y profesionales de 40 países diferentes.
- Los resultados del proyecto se han expuesto en un seminario de clausura en el que diversas entidades, como La Rotllana y Refugees Welcome, han compartido su experiencia en el uso del deporte como herramienta de transformación social.
Barcelona, 13 de diciembre de 2023
El proyecto ‘COMMUNITY’ de la Universidad de Barcelona (UB) ha celebrado el seminario “Inclusión social de personas refugiadas mediante la actividad física y el deporte”, donde se han presentado los principales resultados de los tres años de proyecto y se han explorado las posibilidades del deporte como herramienta de inclusión social y mejora del bienestar de las personas refugiadas.
El desplazamiento forzado de personas es un fenómeno creciente en todo el mundo a causa de los numerosos conflictos que proliferan. Las personas se ven obligadas a huir de su comunidad de origen para salvar la vida y llegan a una nueva sociedad en la que encuentran importantes barreras culturales, idiomáticas y sociales que pueden conducirlas a una situación de exclusión social. Así lo explicó en el seminario Cati Jerez, Coordinadora del Programa de apoyo a personas refugiadas y provenientes de zonas en conflicto de la UB.
Raúl Ramos, Vicerrector de Política de Internacionalización de la UB, aseguró en el seminario que «la universidad ha expresado su compromiso como institución con las personas refugiadas en respuesta a esta situación, desarrollando en los últimos años diversas iniciativas para favorecer su inclusión social».
Entre ellas se encuentran el proyecto COMMUNITY, liderado por la UB con la financiación de la Unión Europea, y el Programa de apoyo a personas refugiadas y provenientes de zonas en conflicto, coordinado por la Fundació Solidaritat UB.
Un proyecto para unir a las personas y potenciar el aprendizaje mutuo
El proyecto ‘COMMUNITY’ ha abordado, durante los últimos tres años, los obstáculos de la inclusión social de las personas refugiadas desde la actividad física colaborativa. Su principal objetivo ha sido crear comunidad entre las personas refugiadas y la sociedad de acogida barcelonesa, en especial con los estudiantes de la UB.
A la vez que se creaba comunidad, se ha potenciado el aprendizaje transversal, la adquisición de habilidades competenciales y el conocimiento mutuo desde una posición de igualdad. Por otra parte, para los estudiantes de la Facultad de Educación UB ha supuesto la oportunidad de recibir formación práctica mientras realizaban un servicio comunitario y se acercaban a una realidad de difícil acceso.
Encuentros Sociodeportivos, una metodología iniciada en 1994
«El eje central del proyecto han sido los Encuentros Sociodeportivos semanales», indicó en el seminario Francesc Buscà, profesor agregado del Departamento de Didácticas Aplicadas de la Facultad de Educación UB e investigador principal del proyecto. «Es una intervención socioeducativa basada en la actividad física cooperativa que se ha desarrollado en la Facultad de Educación desde 1994, primero con personas privadas de libertad, después con personas con problemáticas de salud mental y por último con personas refugiadas. Esta intervención combina el enfoque pedagógico con el deportivo para que salgan ganando todos los colectivos que participan. Es un win-win».
A través de juegos motores, las personas participantes interaccionan, socializan y se apoyan mutuamente de forma natural. Dado que la competición se deja de lado, se convierten en un medio de interacción que facilita la comunicación y la interrelación entre personas con culturas e idiomas diferentes. Como resultado, se generan vínculos de proximidad y complicidad entre ellas, mejorando la cohesión social y rompiendo los prejuicios que rodean a las personas refugiadas.
Una profesional implicada, clave del éxito de la metodología
Según señaló el profesor Buscà, para llevar a cabo Encuentros Sociodeportivos con éxito se necesitan tres elementos: un espacio amplio en el que hacer deporte, un o una profesional implicada con la iniciativa, y participantes de dos colectivos que quieran mejorar su comprensión mutua y aprender juntos.
En los Encuentros no existe distinción entre personas. Una comunidad, una familia. El nivel de habilidad se unifica de forma que la habilidad física de cada uno pasa a segundo plano. El objetivo no es ganar, sino divertirse y conocerse.
Testimonio de una persona refugiada proveniente de rusia en la mesa de diálogo del seminario.
«El profesional que ejecuta las sesiones es clave para que esta metodología tenga éxito», dijo el profesor Buscà. «Esta persona no implementa sólo la práctica deportiva, sino que su tarea sigue más allá para realizar un seguimiento de las personas participantes y mantener el grupo cohesionado a lo largo del tiempo. No debe tener sólo una formación deportiva, sino contar con una imprescindible vertiente pedagógica».
Por otra parte, es necesario revertir los efectos negativos que pueden acompañar a los deportes estándar derivados de la competitividad entre personas, como el estrés o la confrontación. Para ello, se modifican las normas de los juegos para que sean cooperativos e inclusivos. Se da un paso más allá del deporte clásico para buscar dinámicas de cohesión y acercamiento personal desde una posición de igualdad.
En los Encuentros Sociodeportivos no existe la competitividad tóxica que a menudo está presente en los deportes estándar. Yo antes jugaba al fútbol y finalmente me quedé sólo en los Encuentros. Asistí más de dos años.
Testimonio de Oriol Garcia, estudiante del Grado de Educación Social de la Universidad de Barcelona, en la mesa de diálogo del seminario.
50 encuentros con participantes de 40 países diferentes
En los tres años de duración del proyecto se han llevado a cabo alrededor de 50 Encuentros Sociodeportivos de una duración entre 2 y 3 horas. Han participado personas refugiadas, solicitantes de asilo, estudiantes, personas voluntarias y profesionales del ámbito del refugio procedentes de 40 países diferentes y con edades entre 18 y 59 años. Inicialmente eran más hombres que mujeres, pero con el paso del tiempo se ha alcanzado la paridad de géneros.
Según apuntó Laura Tomàs, maestra de educación física y educadora social de los Encuentros Sociodeportivos del proyecto, «se ha logrado formar un grupo estable de personas que ha asistido semanalmente a los Encuentros Sociodeportivos, lo cual es un factor indispensable para conseguir los objetivos de la metodología.
»Sin embargo, este grupo ha variado a lo largo del tiempo debido a los numerosos cambios que rodean la vida de las personas refugiadas y que a menudo suponen un impedimento para asistir semanalmente. Este grupo estable, de media, lo componían unas 10 personas, que se completaba con participantes de asistencia menos estable hasta llegar a un máximo de 25 personas por sesión».
El poder unificador del juego
Semana tras semana, el proyecto confirmó el poder unificador del juego. A la hora de jugar no hay distinción entre personas porque es una inquietud intrínseca al ser humano que deja de lado raza, religión, género, orientación sexual, nacionalidad… Por tanto, la actividad física se convierte en un método saludable para ayudar a las personas a superar las barreras que las alejan, como ocurre con las divisiones culturales a las que las personas refugiadas se enfrentan al llegar a una comunidad de acogida.
En los Encuentros Sociodeportivos me di cuenta del poder que tiene el juego. Se logran cosas en dos horas que en otro contexto sería del todo imposible.
Testimonio de Oriol Garcia, estudiante del Grado de Educación Social de la Universidad de Barcelona, en la mesa de diálogo del seminario.
Esta metodología también ha demostrado ser facilitadora natural del bienestar físico, psicológico y emocional. Ayuda a paliar las emociones negativas y el estrés provocados por los incidentes traumáticos que las personas refugiadas viven en sus viajes y por el proceso de adaptación a una nueva comunidad culturalmente distinta, sustituyéndolas por una sensación de felicidad, esperanza y energía.
Antes de conocer los Encuentros Sociodeportivos, mi vida era ir de casa a las actividades obligatorias a las que tenía que ir. Este espacio me ha permitido tener un ocio sano en el que olvidarme de mis problemas jugando con otras personas. Hay muchas risas. Esta actividad me ha hecho feliz.
Testimonio de una persona proveniente de Afganistán en la mesa de diálogo del seminario.
Cuando llegué de Rusia no tenía amigos aquí. No tenía a nadie. Para mi salud mental era muy importante hacer algo. Ahora tengo amigos y mi cabeza se encuentra mucho mejor.
Testimonio de una persona refugiada proveniente de rusia en la mesa de diálogo del seminario.
Además, se han generado redes personales de soporte entre las personas participantes. Para las personas refugiadas, que habitualmente no tienen amigos o familiares en la comunidad de acogida, éste es un elemento clave para conseguir su inclusión social.
He podido resolver dudas respecto a los trámites personales y profesionales que debía hacer gracias a los compañeros y compañeras de los Encuentros. Es un espacio donde, aparte de hacer ejercicio y pasarlo bien, se encuentra una red de contactos que puede ayudarte en muchos momentos.
Testimonio de una persona refugiada proveniente de rusia en la mesa de diálogo del seminario.
En cuanto a las personas voluntarias y al alumnado que ha participado en los Encuentros, ha mejorado su perspectiva respecto a las personas refugiadas, rompiendo prejuicios y estereotipos asociados habitualmente a este colectivo y haciéndolas conscientes de esta realidad de difícil acceso. Al mismo tiempo, se han formado como profesionales en esta metodología a través del aprendizaje vivencial (“Learning by Doing”).
Una metodología fácilmente replicable en otros contextos
«Una de las cosas más interesantes de esta metodología es que es extrapolable a cualquier colectivo y a personas participantes de cualquier edad con mínimas adaptaciones», expresó Laura Tomàs, maestra de educación física y educadora social de los Encuentros Sociodeportivos del proyecto, «por lo que es replicable en otros contextos, como escuelas o entidades que quieran promover la cohesión social.
»Para replicar los Encuentros Sociodeportivos sólo se necesitan tres factores: voluntad de una organización, un o una profesional implicada que ejecute y lidere la iniciativa, y personas que quieran participar, además de un espacio amplio donde poder llevarlo a cabo. La actividad aprovecha la inquietud por jugar que todos y todas tenemos dentro para generar sinergias interpersonales y de aprendizaje desde una posición de horizontalidad entre personas».
El fenómeno del deporte como herramienta de transformación social
En el evento también participaron otras entidades, que compartieron sus experiencias y buenas prácticas en el uso de la actividad física como herramienta de inclusión y cohesión social, un fenómeno que va en aumento en los últimos años.
La primera fue el proyecto “Breaking Barriers” de la Asociación La Rotllana y Adidas, cuyo objetivo es conseguir la igualdad de género en el deporte a través de un plan comunitario que fomenta la igualdad de oportunidades para mujeres en situación de vulnerabilidad mediante su empoderamiento.
Según explicó en el seminario Salvador Periago, Secretario General de La Rotllana, para ello la organización ha cambiado su metodología y ha integrado un plan de igualdad de género. Este plan ha conducido, por un lado, a la contratación de mujeres profesionales de la educación social y el deporte, y, por otro, a la formación de su personal en competencias sociodeportivas con el fin de trabajar valores esenciales como el respeto y la interculturalidad que permitan sustituir el conflicto por la negociación y el diálogo.
«A raíz del proyecto, la participación femenina en la práctica deportiva se ha disparado y se ha producido un efecto cascada que ha trasladado los cambios producidos en la actividad a otros ámbitos de las vidas de las mujeres participantes. El machismo se ha combatido de forma natural desde el eco del proyecto y su metodología se ha convertido en un referente que han empezado a adoptar otras entidades y escuelas», señaló Salvador.
La segunda entidad que participó en el seminario fue Refugees Welcome, que trabaja para poner en contacto a personas refugiadas que buscan vivienda con personas de su comunidad de acogida que alquilan habitación. Implementan este proceso desde la cultura de bienvenida, promoviendo una posición de igualdad entre los participantes.
«Mientras tratábamos de extender la cultura de bienvenida, nos dimos cuenta del poder de unificador del deporte», apuntó Antoine Charbonnier, voluntario de Refugees Welcome. «El deporte nos permitió generar alianzas con entidades deportivas, hacer seguimiento de las personas desplazadas y crear vínculos entre la comunidad refugiada y la de acogida para resolver el problema de la vivienda.
»Actualmente tenemos acuerdos con entidades deportivas para que las personas refugiadas tengan acceso al deporte, entre los que se encuentran el fútbol, escalada, piragüismo y remo. Creamos sinergia social utilizando el deporte como motor, porque une a las personas como pocas cosas lo hacen».
Conclusiones
Tradicionalmente, el deporte se ha concebido como herramienta de intervención recreativa que genera interacción entre las personas que lo practican. El proyecto ‘COMMUNITY’ ha unido esta concepción a una vertiente de intervención social y pedagógica para convertirla en una herramienta que contribuye al empoderamiento de las personas y la mejora de su bienestar físico, psicológico y emocional.
Entendida de este modo, la actividad física se perfila como una herramienta efectiva de inclusión social que acerca a las personas en comunidades culturalmente diversas y facilita la comprensión mutua. En consecuencia, favorece la convivencia, la cohesión social y la aparición de redes relacionales de soporte.
Los valores y habilidades que el deporte imbuye en las personas se trasladan a sus vidas cotidianas, lo que puede convertirlas en agentes de cambio social y propiciar que adopten un rol de liderazgo en sus comunidades que produzcan transformaciones sociales.
La metodología de los Encuentros Sociodeportivos de la Universidad de Barcelona aprovecha la inquietud por jugar, intrínseca al ser humano, para generar sinergias interpersonales y de aprendizaje mutuo desde una posición de igualdad entre personas.
Esta metodología pone de manifiesto que el deporte tiene la capacidad de unir a las personas como pocas cosas la tienen. Y es que, si a la hora de jugar todas las personas son iguales, a la hora de convivir también pueden serlo.