Richard Rorty


"Permítaseme ahora sacar algunas conclusiones de lo que he venido diciendo sobre el caso de Geertz. La principal es que las tareas de una democracia liberal se dividen entre los agentes del amor y los agentes de la justicia. En otras palabras, una democracia así utiliza y faculta tanto a los especialistas de la diversidad como a los guardianes de la universalidad. Los primeros insisten en que existen pueblos fuera que la sociedad no ha percibido. Hacen visibles a estos candidatos al ingreso mostrando cómo explicar su extraña conducta en términos de un conjunto de creencias y deseos coherentes, si bien no conocidos ?en vez de explicar esta conducta con términos como estupidez, locura, perversidad o pecado?. Los últimos, los guardianes de la universalidad, aseguran que una vez que estas personas son admitidas como ciudadanos, una vez que los especialistas de la diversidad han proyectado la luz sobre ellos, son tratados igual que el resto de nosotros.

El instrumento de nuestra sociedad para resolver lo que Geertz denomina "cuestiones sociales críticas centradas alrededor de la diversidad cultural" consiste simplemente en tener a mano muchos agentes del amor, y muchos especialistas de la diversidad. Nuestra sociedad ha renunciado tácitamente a la idea de que la teología o la filosofía van a proporcionar reglas para resolver semejantes cuestiones. Reconoce que en los últimos siglos el progreso moral ha debido más a los especialistas de la particularidad -historiadores, novelistas, etnógrafos y periodistas de escándalo, por ejemplo- que a especialistas de la universalidad como los teólogos y filósofos. La formulación de principios morales generales ha sido menos útil para el desarrollo de las instituciones liberales que la expansión gradual de la imaginación de quienes ostentan el poder, su disposición gradual a utilizar el término "nosotros" de forma que incluya tipos de personas cada vez más diferentes. Obras como La situación de la clase obrera en Inglaterra de Engels y los escritos de personas como Harriet Beecher Stowe, Fenellosa, y Malinowski, hicieron más que la Dialéctica de la naturaleza de Engels o que los escritos de Mill y Dewey para justificar la existencia de los foráneos débiles ante los miembros poderosos de la sociedad.

Por ello tiendo a dejar de lado los interrogantes que plantea Geertz sobre la resolución de las cuestiones sociales creadas por la diversidad cultural diciendo que simplemente deberíamos seguir haciendo lo que nuestra sociedad liberal ya está haciendo: prestar oído a los especialistas en la particularidad, permitirles cumplir su función como agentes del amor, y esperar que sigan ampliando nuestra imaginación moral. En el antiantietnocentrismo que describe Geertz no hay nada incompatible con esta esperanza."

  • Rorty, Richar: Objetividad, relativismo y verdad. Paidós, Barcelona. 1996. P. 279-280.