Joseph Raz
"El
principio antiperfeccionista sostiene que la puesta en práctica y la promoción
de ideales de la "vida buena", si bien son muy respetables, no constituyen una
cuestión legítima de la acción gubernamental. La doctrina de la neutralidad política
persigue ejecutarlo a través de una política de neutralidad. La acción gubernamental
debería ser neutral en lo que atañe a los ideales de la "vida buena". Una doctrina
así es una doctrina de limitación. Las doctrinas de limitación gubernamental son
aquellas que niegan el derecho del gobierno a perseguir ciertos objetivos valiosos,
o que requieren que éste mantenga inalterable cierta situación pese a que podría,
de intentarlo, mejorarla. Como veremos, muchas -aunque no todas- teorías liberales
de la libertad política se basan en el refrendo de uno u otro de los distintos
principios de limitación, entre los que se halla el principio de neutralidad.
Los principios de limitación restringen la búsqueda de metas valiosas o buenas,
excluyen la acción por motivos válidos y sólidos para la acción, o bien encarecen
al gobierno que mantenga una situación determinada aunque haya buenas razones
para cambiarla. No hay ninguna necesidad de que un principio especial requiera
de la acción por buenos motivos, o que mantenga situaciones valiosas. La doctrina
de la neutralidad política es una doctrina de limitaciones ya que aboga por la
neutralidad entre los ideales del bien válidos y no válidos. No necesita que el
gobierno evite promover ideas inaceptables. Antes bien ordena al gobierno que
se asegure de que sus acciones no sirven mejor a los ideales aceptables que a
las inaceptables, que se asegure de que sus acciones no entorpecerán la causa
de los falsos ideales más de lo que hacen con la de los verdaderos.
El
hecho de que el antiperfeccionismo se base en la limitación, en no hacer todo
el bien que uno podría, le confiere cierto aire paradójico. Pero no se le puede
negar el gran atractivo intuitivo. Al nivel intuitivo, el antiperfeccionismo responde
a una extendida desconfianza hacia la concentración del poder y las burocracias.
Cualquier lucha política por alcanzar los ideales del bien es susceptible de acabar
en chapuza y distorsionada. Puede que las mejores intenciones y los consejos más
sensatos fallen si son encomendados a la maquinaria de la acción de estado. Aparte
todo esto, existe la profunda convicción de que nadie tiene el derecho a utilizar
la maquinaria del estado para imponer su concepción de la "vida buena" en otras
personas adultas."
- Joseph Raz: The morality of freedom.
Oxford University Press, 1986. P. 110, 111.