F. Von Hayek
"Un monopolista puede ejercer verdadera coacción, sin embargo, si se tratase,
por ejemplo, del propietario de un pozo en un oasis. Supongamos que en el oasis
existen otras personas allí radicadas porque piensan que siempre podrán obtener
agua a un precio razonable, y un buen día descubren, quizá porque los restantes
pozos se han secado, que para sobrevivir han de subordinarse a lo que el dueño
del primer pozo les exija. Este sería un caso claro de coacción. Cabe imaginar
otros pocos casos en que un monopolista controla un bien esencial sin el cual
los adquirentes no puedan vivir, pero, por desagradables que sean las exigencias
de tal monopolista, a menos que sea capaz de cortar el suministro de un bien indispensable,
no puede decirse que ejerce coacción sobre los que quieran obtener sus servicios.
Teniendo en cuenta lo que vamos a decir más adelante sobre los métodos
apropiados de frenar el poder coactivo del Estado, merece la pena hacer notar
que, si existe peligro de que un monopolista adquiera poder de coacción, el método
más eficaz para impedirlo consiste, probablemente en exigirle que sus precios
sean los mismos para todos y prohibirle toda discriminación entre sus clientes
Del mismo modo, mediante el principio de igualdad ante la ley, hemos podido frenar
y someter a límites jurídicos el poder coactivo del Estado."
- Hayek,
Friedrich von: Los fundamentos de la libertad. Folio, Barcelona 1997. P.
65.