Jürgen Habermas


"RECK: Frente a los problemas nuevos como el paro, los conflictos por la distribución, el posible estallido de conflictos de clase, contra la amenaza de ruptura de la lealtad de las masas y de las redes de la seguridad social parece que va a recurrirse a viejas recetas. ¿Qué opina usted de ellas?

HABERMAS: Las antiguas recetas, con las que cada vez juega más enérgicamente nuestro Gobierno requieren, en lo esencial, cuatro ingredientes. En primer lugar, una política económica orientada a la oferta que, en las condiciones actuales, también ha de resignarse a la existencia de un paro muy numeroso a largo plazo. Ello podría conducir a una nueva segmentación de la sociedad en ins y outs, en la que los ins se componen de minorías sociales privilegiadas que constituyen una mayoría frente a los expulsados del proceso productivo. La mentalidad de una mayoría con conciencia de clase media que se prepara para una separación duradera frente a una minoría muy subprivilegiada es algo que, en algún momento, sólo podrá describirse mediante el vocabulario del darwinismo, social, un vocabulario que ya hoy ha revivido sorprendentemente en las conversaciones sobre las élites, en la preparación para la concurrencia y para la imposición.

"El segundo ingrediente es el constituido por un tradicionalismo que en la política cultural, educativa y familiar (si bien no en la política de medios de comunicación que afecta de modo inmediato a los intereses económicos) descansa sobre las virtudes secundarias, los pasados gloriosos, el common sense, la conciencia histórica ininterrumpida y la religiosidad convencional, esto es, en la naturalidad: nada de reflexión y sólidos valores. Por el contrario, la modernidad cultural se considera subversiva. La "renovación espiritual y moral" implica un retroceso a una época anterior al siglo XVIII del que se espera una regeneración maravillosa de las evidencias mismas, una almohadilla tradicional que da buena cuenta de las cargas y en la que siempre fracasan las orientaciones y los controles burocráticos.

"El tercer elemento es, por así decirlo, el contrario de la consigna de Willy Brandt "osar más democracia", esto es, no una restricción directa de la democracia sino los intentos de liberar el aparato del Estado de las tensiones legitimatorias mas pesadas, los intentos de limitar el ámbito de los asuntos públicos, con el fin de obviar los problemas de la conciencia política de la población, de eliminar las cuestiones sociopolíticas con las que pueden unirse, de modo utópico o negativo, las perspectivas de futuro. En este contexto es preciso considerar la reciente limitación del derecho de manifestación. En cuarto lugar a esta receta pertenece también, sino la intensificación consciente de las tensiones internacionales, sí la estimulación de la conciencia de un peligro exterior creciente. Por supuesto que las políticas de defensa contra los enemigos exteriores e interiores han de estar interrelacionadas. Ambas se dramatizan al mismo tiempo: la amenaza del Ejército Rojo y de los agitadores en el interior. Desde hace meses, preocupados publicistas entre nosotros están tratando de asimilar las formas de la resistencia pacífica con el hecho jurídico del uso de la violencia."

  • Habermas, Jürgen: Ensayos políticos, Península, BCN, 1988. P. 36-37.