Ronald Dworkin
"Los liberales éticos insisten en que la justicia es una cuestión de recursos,
no de bienestar. Pero, ¿qué porción de recursos es una porción justa? La igualdad
liberal contesta: una porción igual para todos. ¿Acaso los liberales éticos tienen
alguna razón, ínsita en su noción de interés crítico, para aceptar esa respuesta?
¿Es el modelo del reto intrínsecamente igualitario?
Empezaremos dando
cumplida cuenta de un asunto al que ya hemos apuntado varias veces: en el modelo
ético del desafío, la justicia y la ética se funden porque el que mi vida sea
buena depende, entre otras cosas, de que la porción de recursos que tengo a mi
disposición sea una porción justa. De aquí se infiere una conclusión sorprendente:
la mayoría de los argumentos contemporáneos a favor o en contra de teorías de
la justicia determinadas serían inútiles para los liberales éticos. Ya anticipamos
esto cuando dijimos que los liberales éticos, a diferencia de lo que hacen las
personas artificiales de la posición originaria rawlsiana, no podrían negociar
en favor de sus propios intereses prescindiendo de cuestiones de justicia. Cualquiera
puede esperar que la porción justa para él sea una porción grande, pero no por
ello deja de saber que una porción grande no es buena para él a menos que sea
justa. Ese hecho limita no sólo las posibilidades que cualquier miembro tenga
de satisfacer sus intereses a costa de los intereses ajenos, sino también los
argumentos que pueda desarrollar, para sí mismo o para los demás, en torno a la
cuestión de qué concepción de la justicia es la mejor."
- Dworkin,
Ronald: Ética privada e igualitarismo político. Paidós & ICE de la UAB,
Barcelona 1993. P. 172-173.