Raymond Aron
"Liberales, las democracias occidentales desean salvaguardar los derechos de las
personas, dejar un margen a la acción espontánea de cada cual: se prohiben a sí
mismas la ambición de edificar el orden social según un determinado plan y de
someter el porvenir a su voluntad. Democráticos, los liberalismos occidentales
reconocen en la voluntad del pueblo un principio de legitimidad y en la elección
disputada la aplicación de su principio. Ni las ideas liberales ni esta idea democrática
se hallan debilitadas o agotadas por la prosperidad industrial o, por lo menos,
ése no es el diagnóstico implícito en la fórmula del fin de las ideologías. Por
el contrario, el fin de las ideologías parece indicar la aceptación general de
estas ideas, incapaces ya de despertar entusiasmo, porque ya no se discuten seriamente.
No se trata de que el régimen de elecciones y de partidos haya puesto de relieve
virtudes hasta entonces insospechadas; es el progreso de la economía lo que ha
permitido, sin romper el marco constitucional, satisfacer las reivindicaciones
legítimas de «libertades reales»: elevación del nivel de vida e integración progresiva
de los trabajadores a la colectividad, tal es el contenido, concreto y prosaico,
que las reformas, en el marco de las democracias liberales, permiten dar poco
a poco a la «libertad real»."
- Aron, Raymond: Ensayo sobre
las libertades. Alianza Editorial, Madrid 1974. P. 76-77.