La liberalización económica en la segunda mitad de la década de los 50.
Comenzada la década de los 50 se concretó un cambio general en la economía que tuvo su más claro reflejo en los aumentos salariales. Esta circunstancia llevó a una mayor fluidez de la demanda interior -ayudada por el proteccionismo arancelario-y al desarrollo de la productividad empresarial, lo peculiar estaba en que los salarios continuaba decidiéndolos el gobierno; pero parte de la legislación se había abolido o simplemente era arrinconada por las empresas.
El relevo de gobierno de 1951, algunos de sus integrantes, aportaron a los criterios económicos del régimen mayor preocupación por la economía de mercado. Las ayudas norteamericanas y europeas llegaron a la industria española estos años dotándola de los bienes de equipo y materias primas necesarias. La todavía acusada tendencia a la importación, sin compensación exportadora y con el alto valor de cambio de la peseta, dificultó el desarrollo de la economía y creó dependencias: la presencia de capital extranjero a mediados de los cincuenta era del 33% en la industria.
En los primeros 50 los trabajadores plantearon con mayor fuerza sus reivindicaciones -caso paradigmático es la huelga general de Barcelona en 1951-y los militantes comunistas y católicos se integraban en el Sindicato Vertical expandiendo su influencia, la implantación de los jurados de empresa posibilitó el avance de sus propuestas. En 1954 se produjo un incremento general de salarios y los movimientos huelguísticos empujaban a otro incremento salarial. En 1956 se produjo una crisis inflacionista: el incremento salarial de ese año se había hecho por razones exclusivamente políticas, sin relación con los índices de productividad, estas subidas injustificadas provocaron subidas de precios. Los organismos económicos internacionales recomendaron al régimen de Franco la urgencia de una libertad sindical, pero el gobierno sólo tomó medidas suaves y mucho más tarde, un ejemplo es la la Ley de Convenios Colectivos de 1958.
En 1956 el gobierno sufrió una bancarrota, que produjo un cambio de gobierno en febrero de 1957. El proceso inflacionista provocó una crisis de divisas y en julio de 1959 obligó al Primer Plan de Estabilización.
La ejecución del Primer Plan de Estabilización era reclamada también por las necesidades de mano de obra. La recuperación de los niveles salariales de preguerra no llegará hasta 1964, con la negociación colectiva y del salario mínimo, gracias a la acción de sindicatos como CC.OO., HOAC,…Esta inestabilidad salarial potenciará el trabajo femenino, sumado a un ligero descenso de la actividad laboral masculina en 1940-60, que permitirá un 8% de incremento del trabajo femenino, sobre todo en el sector servicios, pues en la industria este trabajo bajará un 3% en 1940-60.