Las Jornades Catalanes de la Dona y sus repercusiones.
Los días 27, 28, 29 y 30 de mayo de 1976 se celebraron las Jornades Catalanes de la Dona en Barcelona, con la asistencia de 4000 personas, una gran trascendencia en la opinión pública y en los partidos políticos. El debate trazó diversas temáticas: mujer y trabajo, mujer y barrios, mujer y familia, legislación, mujer y política, mujer en las zonas rurales, mujer y sexualidad y movimientos feministas. Otros comunicados al margen fueron sobre: prostitución, ocio y deporte, mujer como emigrante, mujer y delincuencia, mujer soltera, maternidad y turismo. Uno de los principales grupos de las jornadas fueron las Vocalías de Mujeres de las Asociaciones de Vecinos, teniendo como prioridad los temas específicos de la mujer.
Las aportaciones de las JCD al debate feminista en España son los relacionados con la sexualidad femenina, aunque profundiza igualmente en el trabajo doméstico de la mujer haciendo propuestas novedosas. Las JCD propugnaba en sus conclusiones la socialización del trabajo doméstico financiado por fondos públicos y gestionado democráticamente, tanto en el servicio doméstico como en el trabajo doméstico del ama de casa; mientras las JLM proponían la participación del hombre en las tareas domésticas como solución a la doble jornada laboral.
Se denuncia la discriminación y malas condiciones de vida de las mujeres en las cárceles, un olvido grave de las JLM. La campaña a favor de la despenalización del uso de anticonceptivos propuesta por las JLM y otros grupos feministas no firmantes en esas jornadas se completa con la propuesta de promover el uso de anticonceptivos no sólo para la mujer sino también para el hombre, regulados por la seguridad Social, fiel reflejo de la acción de las Vocalías de Mujeres. Las JCD hace ricas apreciaciones sobre la cultura capitalista y patriarcal, con la crítica al mito de la virginidad de la mujer, como la cosificación de la mujer en los medios de comunicación, con los que se transforma a la mujer en una consumidora no productora.
Las discusiones más candentes de las JCD fueron las referentes a mujer y política, la ponencia de la UMOCF trataba este tema y fue duramente criticada por la ANCHE y el Seminario Colectivo Feminista de Barcelona, estaban en desacuerdo con: 1)la participación paritaria respecto a los hombres como política principal de cambio, 2)el sistema capitalista y autoritario y las formas de poder patriarcal, 3)la familia como célula básica de explotación y opresión de la mujer y pilar de la conservación del sistema actual, exigían su desaparición substituida por relaciones libres de personas libres para llegar a la liberación de la mujer, 4)papel sexual y reproductivo asignado a la mujer, 5)métodos de control de natalidad.
La opinión pública tomó el estímulo del as JCD de diferentes maneras, se criticó el feminismo radical del Seminario Colectivo Feminista de Barcelona. Se extrajeron conclusiones por unanimidad: 1)denuncia a los partidos políticos por su olvido del tema femenino y que no se aceptaría que recogieran reivindicaciones feministas como acto oportunista, esto llevó a problemas con las mujeres militantes de partidos, 2)en la última sesión se estudió la falta de plataforma legal del Moviment de Dones, se pensó en una asociación legal (Asociación Democrática de Mujeres ) para englobar a todo el movimiento feminista. La mayoría de los grupos pensó en una coordinadora que incluyera a todos los grupos, sin coercionar la autonomía de cada uno, con la independencia de los partidos. La primera propuesta, formulada por el PTE, fue secundada por mujeres de la UMOCF y algunas socialistas y comunistas y se materializó en la Associació Catalana de la dona, además aparecieron en las JCD la Unión Popular de Mujeres (UPM) y Mujeres Libres.
Se configurarán a partir de las JCD tres tendencias: 1)la de los Seminarios Colectivos Feministas, minoritaria, que planteaba a la mujer como clase oprimida y pensaba en el feminismo como única alternativa política global, es el feminismo radical; 2)la que veía la lucha política feminista como indisociable de la general, una lucha social; 3)la postura mayoritaria del ANCHE que propone una autonomía y a la vez paralelismo de las luchas feministas y políticas generales.
Gracias al esfuerzo de los grupos feministas del JCD por encontrar un proyecto unitario se creó la Coordinadora Feminista, que debía reagrupar todas las tendencias del movimiento feminista, la C. F. se convirtió en un punto de referencia obligado. el movimiento feminista, a partir de entonces adquirirá carácter de masas a nivel estatal y se confrontará decididamente con las fuerzas democráticas, especialmente con el movimiento obrero. La unificación de criterios llevará a los grupos más antiguos del movimiento feminista y a los más heterogéneos a disolverse o a entrar en crisis. La acción de la Coordinadora Feminista impulsada también por entrada de los partidos político y organizaciones sindicales. El movimiento feminista estará obligado por esta coyuntura a situarse políticamente, a intervenir en las luchas políticas generales del tardofranquismo, por esta urgencia algunas tendencias feministas, especialmente del feminismo radical, tendrán muy poca difusión en España.
La historiadora italiana G. di Febo en su libro Resistencia y movimiento de mujeres en España (1936-1939) apunta diferencias entre el feminismo español y el de otros países: "...En España la rebelión feminista no ha nacido -como en Italia o en Francia- de la toma de conciencia de una condición subalterna dentro de las luchas estudiantiles y la experiencia de los grupos políticos, sino de la antítesis entre los cambios sucedidos en la sociedad y los vínculos que todavía atan a la mujer: agudo contraste y confrontación de los derechos recibidos durante la República y sofocados durante 40 años...".
Gracias al proceso evolutivo de los movimientos de mujeres que hemos analizado podemos decir que sí hay una "...toma de conciencia de una condición subalterna..." dentro de los grupos universitarios y los grupos políticos. Las mujeres , en la lucha por sus derechos, se acercaron primero al movimiento obrero y después al universitario. Adquirieron conciencia de clase pues ellas también acusaron una explotación laboral, la toma de conciencia específicamente femenina llegará tarde y cercana a los movimientos de mujeres de la universidad y en los grupos políticos a principios de los años 60, en 1965 el MDM integrará mujeres universitarias y comunistas. Di Febo cree que la rebelión feminista, sin embargo, nace del contraste entre los cambios -económicos, se supone- y las trabas legislativas; esta paradoja que se va evidenciando entre la necesidad de trabajo asalariado femenino de las empresas y de las propias familias, no será todo lo que compondrá la lucha política femenina, ni lo primero que la guiará, las mujeres precisarán de la articulación inicial de los grupos políticos de la oposición, que les dotarán de inercia suficiente para luego canalizar sus particulares reivindicaciones (y mientras tanto formarán parte de la lucha por la democracia). Otro asunto es que el movimiento feminista español carezca de teorización suficiente, comprensible si se analiza la urgencia de los cambios políticos y sociales del especial marco político del tardofranquismo.