Condiciones de vida.
La marginación que sufre el colectivo gitano se demuestra observando las pésimas condiciones de vida que tienen la gran mayoría de ellos. Normalmente encontramos a los gitanos asentados en núcleos chabolistas, en infraviviendas situadas en barrios periféricos, empobrecidos, en unas condiciones muy deficientes en cuanto a dotaciones y servicios. Efectivamente, al problema de la vivienda se le suma el del trabajo y el del acceso a los servicios sociales.
Los núcleos chabolistas se caracterizan por su escasa infraestructura urbana, su espacio habitable muy reducido y unas viviendas realizadas con materiales pobres e insalubres. Una familia de ocho miembros puede ocupar una chabola de 20 metros cuadrados sin apenas separación interna y carente de agua, servicios higiénicos y luz. Sus servicios sociales y culturales son mantenidos por la Administración; son escasos y mal dotados.
Bien es cierto que existen algunos gitanos que viven en mejores condiciones, o al menos más dignas, con mejor infraestructura urbana, y con mejores dotaciones y servicios. Pero son los menos, lo cual es fiel reflejo de su situación de marginalidad. Ante esta perspectiva, la mejor arma que tienen los gitanos para hacer frente a ella es la fuerte cohesión social que se da en el seno de la familia gitana. Los componentes de un mismo linaje gitano suelen asentarse muy próximos los unos de los otros. Ahora lo analizaremos con detalle.