El movimiento obrero.
"En ocasiones, la reacción del obrero americano frente a la tensión social fue racista o imperialista. Su racismo radicaba menos en la insistencia de los intelectuales contemporáneos en las virtudes "anglosajonas" que en su búsqueda de una víctima propiciatoria. Prácticamente ninguno de los grupos étnicos identificables escapó de su persecución, pero los judíos, los negros y los chinos fueron las víctimas habituales de sus prejuicios raciales. A los negros, por ejemplo, les acusaban de aspirar a ocupar puestos de trabajo solicitados por blancos, de reventare huelgas, y de ser responsables del fracaso del populismo.
Puede afirmarse igualmente que los prejuicios raciales en el movimiento obrero fueron más inducidos que espontáneos. Existen pruebas de que, en la década de 1880, entre los estibadores de Nueva Orleans y los mineros de Kentucky reinaba la armonía social. Algunos han atribuido la aparición de la discriminación racial en estas zonas y la exclusión de los negros de los sindicatos a las exigencias espontáneas de los trabajadores blancos del Sur, pero existen indicios que permiten suponer que la política seguida por los patronos de fomentar las rivalidades entre los obreros de esta zona y la actitud conciliadora de la American Federation Labor (AFL) tenían mucho que ver con la nueva situación. En cualquier caso lo cierto es que como resultado de su exclusión de los sindicatos, los negros se convirtieron en esquiroles y en cabezas de turco de todos los males económicos como políticos."
VVAA. Los Estados Unidos de América. Madrid, Siglo XXI, 1996, pp. 225-226.