Colores y castas.
Existía una honda preocupación española y criolla para establecer jerarquías rígidas basadas en el origen. Pese a todos los esfuerzos de las autoridades para impedir que los negros (varones) tuvieran relaciones sexuales con personas de otras etnias, lo cierto es que el ojo racista de la época ofrecía una curiosa variedad de combinaciones raciales: blanco y negro, mulato; blanco y mulato, cuarterón; blanco y cuarterón, quinterón; blanco y quinteron (finalmente) blanco. Luego seguían las variaciones del negro y mulato, zambo; negro y zambo, zambo prieto; negro y zambo prieto (finalmente) negro. A lo que sumaban las mezclas con indio: negro e indio, mulato pardo; mulato pardo e indio, lobo; lobo y mulato pardo, coyote. Naturalmente, esta clasificación no era la misma en Cuba, que en Lima o en México. En este último país la unión de morisco y española producía chino Y cuando el chino se mezclaba con indio generaba un salto atrás. Incluso, había dos uniones aún más curiosas: tente en el aire y no te entiendo.
"... Esta visión impuesta por los europeos contrasta con la perspectiva de los propios africanos - Nuestro antepasados no se llamaban así mismos negros. Esa palabra fue creada por el comercio violento que hicieron con nuestros hermanos, en nuestras costas, los blancos europeos para hacernos esclavos y vendernos en América... "
La estructura social colonial se fundamentaba en torno a dos pilares: la clase social y la casta. Aunque la pertenencia a una casta no implicaba, obligatoriamente, marginación económica esta venía marcada por la pigmentación de la piel, cuánto más moreno más baja era la condición social. América se estructuró en torno al sector blanco que controlaba el comercio interior, mantenía parte del exterior sobre la base del contrabando directo con Europa, controlaba la producción y tenía privilegios sociales (como los nobles de Castilla) El resto de la población (la no-blanca) eran castas que no tenían ningún privilegio social, no ocupaba cargos públicos aunque podía ascender económicamente. Incluso en los grupos urbanos los sectores pobres de la población blanca era usual tener un o dos esclavos a los que denominan esclavos de alquiler. Se permitía el ascenso económico pero nunca el social. En el siglo XIX se inició un proceso en el cual se permitía el blanqueo -comprar el permiso para cambiar oficialmente de color-.