Derecho privado-derecho público.
Representación de La Habana. Contestación a Argüelles
"El Señor Argüelles, ese ardiente y muy ilustrado defensor del bien y la gloria de nuestra patria común es el que se nos presenta en aquel aciago día sorprendido por su celo, y sorprendiendo el de otros, o por cederlo de una vez, adormeciendo al Congreso con un humo filantrópico, que adormecía sus sentidos. Su primer desliz es el de haber hermanado y amalgamado en cierto modo dos cosas tan diferentes como la tortura de un criminal y la traslación de esclavos de su país nativo a otro extraño. ¿Qué conexión pueden tener asuntos tan diferentes? ¿Con qué objeto pudo unirse uno de los más sencillos y menos transcendentales axiomas del derecho privado con un problema muy intrincado y difícil de derecho de gentes, de derecho civil público y privado, de política, de economía, y de moral también... Lo decimos con dolor; Pero debemos decirlo: el visible fin de semejante amalgación fue que los sentimientos de humanidad y ternura que había de producir en V.M. la discusión sobre la tortura, dejasen su corazón en el estado de blandura que el orador necesitaba para que su proposición segunda pasase como la primera"
- Blanco White
"Si la compasión natural que excita la memoria de ochenta mil africanos que aquel mismo año se habían arrancado de su país del modo horroroso se llama humo filantrópico, seguramente es difícil adivinar cuál es la sólida filantropía en que se funda la moral de los autores de semejante escrito..." "Los autores de la Representación, sin dejarse ofuscar por los humos de esa embriagez filantrópica que miran con tanto desdén, dan por cosa clara que no se debe atormentar a un criminal en el potro; en tanto que miran como un problema difilcultosísimo, el decidir si tenemos o no derecho a atormentar a un número ilimitado de inocentes del modo que hemos visto en la pintura del tráfico hecha. Éste es un problema en la moral de los traficante de esclavos..."