Nosotros y ellos. Reformulación de los códigos de identificación nacional.
La identidad y la autoidentificación nacional, son siempre contrastes: tienen como función fundar la división entre nosotros y ellos(los que no pertenecen a la comunidad nacional), y por ello son también selectivas, destacando lo que se supone nos distingue, lo que es diferente de lo de los otros, tanto en el ámbito de lo político, como de lo cultural.
La dialéctica ellos/nosotros, en el marco de una comunidad político-jurídica, puede deslizarse hacia una construcción de la identidad propia asentada en la percepción del otro como amenaza. La existencia de un enemigo secular constituye uno de los instrumentos privilegiados para el logro de la unidad y la cohesión nacional. Esta vía de construcción de la identidad, lleva el riesgo suplementario de que la identificación como enemigo puede hacerse extensiva también a los miembros de la propia comunidad que no comparten el código de identidad política dominante, o que rechazan esa dialéctica.
Lo anterior implica la necesaria apertura y reformulación de los códigos de identificación nacional, de manera que el límite que separa a los nacionales de los extraños se haga crecientemente permeable y evite la cristalización de varias comunidades con tendencia a ensimismarse.
Una identidad nacional, cuya construcción obliga forzosamente a mirar más hacia el futuro que hacia el pasado, y que debe buscar anclajes en elementos de modernidad como puedan ser la constitución americana, o el universalismo republicano francés.
De no ser así, el resultado podría ser el cierre de cada una de las comunidades sobre si misma, el aislamiento o, todavía peor, el recelo y la desconfianza entre comunidades y la fragmentación y el debilitamiento del espacio social comunitario.