Estado moderno e identidad nacional.
El Estado nación moderno, se constituye, en mayor o menor medida, sobre dos facetas: La dimensión asociativa de individuos y ciudadanos y la dimensión comunitaria, fundada en la cultura y en la continuidad histórica.
La dimensión asociativa subraya el carácter artificial, construido, contractual y voluntario del estado nación. La cohesión social nace del contrato, de la voluntad de vivir juntos dándose leyes comunes, y no de un pasado común o de unas tradiciones culturales compartidas. Esta percepción ilustrada de la nación, a menudo, se ve así misma como un modelo ideal de nación-estado, con una inagotable capacidad de inclusión.
La dimensión comunitaria, que con frecuencia se quiere prepolítica y tradicional, pone el acento en la importancia de los ámbitos culturales y lingüísticos, en lo que se socializa el individuo, y se considera imprescindible el mantenimiento de una herencia cultural particular, que se transmite de padres a hijos, lo que permite asegurar su continuidad.
En los estados modernos, la nación-contrato-cotidianamente-renovable quedaría suspendida en el aire, se vería privada de un elemento fundamental de cohesión y estaría perpetuamente en cuestión. La nación-comunuidad-cultural, por su parte, quedaría prisionera de la tradición. En la práctica real, este Estado-nación, incorpora y alimenta en una síntesis conflictiva, elementos comunitarios, más o menos imaginarios, y elementos de asociación política de individuos libres. Esta síntesis le da una estabilidad y una capacidad de cohesión social, que ni el mercado, o la simple asociación de individuos sería capaz de otorgarle.
En cualquiera de los casos, el proceso de constitución de estos estados nación, ha ido confiriendo a la identidad nacional, un especial relieve respecto de otro tipo de identidades colectivas, como las culturales, étnicas o religiosas, a las que ha venido con frecuencia a sustituir, y lo que confiere singularidad a los estados nacionales, es el terreno en el que se instalan, que es el terreno de la política.