El caso Alemán.
La ciudadanía definida por el "ius sanguini" La singularidad de Alemania radica en la existencia de una comunidad de lengua y cultura germánica, una "nación cultural", sin Estado y sin ciudadanía previa, a la constitución de Alemania como Estado moderno. El estado nación fundado por Bismark en 1871, ponía más el acento en el Estado como territorio y en la comunidad política, que en una nación definida en términos etnoculturales. Consecuentemente con ello, reconocía como ciudadanos regidos por una ley común, a quienes sin ser de ascendencia alemana, (judios y polacos) habían sido súbditos de Prusia y de los estados que componían la Nueva Alemania.
Los que sostenían con más fuerza la primacía de la dimensión etnocultural de la nación, consideraban a esta Alemania como una "nación inacabada" por dos motivos: La existencia de comunidades germánicas fuera de las fronteras del nuevo Estado (10 millones de alemanes austriacos) y la existencia de ciudadanos de origen étnico no alemán (franceses, daneses y sobre todo 2,5 millones de polacos en Prusia Oriental.
La necesidad de consolidar el recién constituido estado Alemán, hará prevalecer la idea de su constitución como estado nación étnicamente homogéneo. A finales de los años 70 el alemán se convierte en la única lengua oficial de Prusia, y en 1886 se promulga la ley de colonización que favorece la instalación de colonos alemanes, en las tierras de frontera con el fin de germanizar la población. En esos años son expulsados de Prusia más de 30.000 polacos y judíos de nacionalidad rusa o austriaca, y la inmigración de nuevos trabajadores poloneses fue prohibida.
Sin embargo los propietarios agrarios reclamaban mano de obra emigrante procedente de la Polonia rusa o austriaca, necesaria para una agricultura cada vez más intensiva, y en 1890 se estableció un compromiso: Sólo los inmigrantes solteros serían aceptados, y su presencia sería estacional, y durante el invierno deberían retornar a su lugar de origen.
La reforma legislativa de 1913 desvinculó la atribución o la pérdida de la nacionalidad de cualquier principio de residencia territorial y consagró la ascendencia germánica como único criterio de atribución de la nacionalidad, definida como una comunidad de linaje. Esta reforma mantendrá la nacionalidad alemana a los emigrantes alemanes y sus descendientes radicados en los países del este de Europa "para preservar y fortalecer las comunidades germánicas en el extranjero, y hacer al mismo tiempo más difícil la adquisición a los no germánicos de la nacionalidad por naturalización. Esta ley de nacionalidad siguió vigente durante el periodo nazi y se mantuvo hasta el 1991.
En el año 1991 se liberalizaron las normas de naturalización y en 1993 la naturalización se convirtió en un derecho para los extranjeros nacidos en Alemania, para los jóvenes extranjeros con más de ocho años de residencia y 6 de educación en Alemania, y para los extranjeros con más de 15 años de residencia, para lo que exigía también el abandono de la nacionalidad de origen.