Real Decreto: Vigencia de las disposiciones
anteriores sobre asociaciones, reuniones e imprenta (18 de mayo de 1875)
Estimulado por las generosas aspiraciones
que V. M. hizo públicas en su manifiesto del 1.º de diciembre, muy grato hubiese
sido á su primer Gobierno responsable que la feliz exaltación de V. M. al Trono
de España hubiera sido inmediatamente seguida del planteamiento del sistema parlamentario
y el ejercicio de la libertad. Pero las mismas causas que hicieron tan deseada
y espontánea la proclamacion de V. M. eran por de pronto invencible obstáculo
á sus nobles propósitos. El abuso de todos los derechos no consentía el libre
ejercicio de ninguno. Holladas y suprimidas estaban á la sazon las garantías constitucionales.
Las consecuencias acumuladas de los errores y atentados que se habían cometido,
produciendo uno de los períodos más angustiosos de nuestra historia, caían sobre
la pátria, y ya juzgaba impaciente que era tiempo de imponer silencio al absurdo
y freno á las pasiones, y de hacer, en fin, que el interés egoísta de las parcialidades
cediese el puesto á la conveniencia pública. Apénas bastaba á satisfacer este
ánsia general la concentracion de todos los poderes que V. M. encontró vigente.
No siendo, pues, lícito al actual Gobierno renunciar á la dictadura, tuvo que
limitarse á manifestar su repugnancia á la arbitrariedad.
Si dictó medidas
de represion en su circular sobre reuniones y asociaciones, bien claro demostró
al aplicarlas, que el Gobierno, en sus funciones de tal, desconoce el nombre de
amigos y adversarios. La igualdad con que todos fueron tratados debió convencerlos
de que era el deber inflexible y no la conveniencia de un partido quien tales
resoluciones dictaba. Atento á la dignidad de la prensa, la sustrajo al vário
criterio de las autoridades, y trazando reglas fijas á su conducta, le ha creado
toda la independencia que es compatible con el estado de la cosa pública. Basta
leer las prescripciones que limitan la esfera de su accion, para comprender las
altas razones que las han impuesto. Hasta en aquellas mismas disposiciones que,
relativas á la Instruccion pública y al matrimonio civil, reclamaba la necesidad
de corregir abusos y reparar agravios, el Gobierno de V. M. ha sentado principios
tan importantes que hacen evidente cuán libre está su conducta de resistencias
temerarias y miedos pueriles, y hasta qué punto comprenden todos sus individuos
que no en vano pasan por una nacion los años y sucesos, y que la mision de los
partidos conservadores consiste principalmente en quitar su crudeza á las reformas
lícitas, facilitar la solucion de los tiempos y defender á los contemporáneos
de las rudas alternativas á que estarían expuestos si en el campo político ejercieran
solos su influencia los fanáticos admiradores de los muertos y los ciegos apasionados
por el bienestar de los que aún no han nacido. Significada su tendencia, aguardaba
el Gobierno que mejorasen algun tanto las circunstancias para avanzar en el camino
de la libertad. En efecto, señor, todas las naciones de Europa, aún aquellas que
son más lentas en sus procedimientos diplomáticos, han saludado con marcada benevolencia
el advenimiento de V. M. y han estrechado sus relaciones con España. Y la gran
República de América se ha expresado en términos tan afectuosos, que permiten
esperar una cordial y duradera inteligencia, favorable á ambas naciones y muy
especialmente á la pacificacion de la infortunada isla de Cuba.
Decidido
el Gobierno á hacer justicia á la Iglesia, hoy se felicita sinceramente del restablecimiento
de nuestras relaciones con la Santa Sede. La presencia en Madrid del Nuncio de
Su Santidad es un fausto acontecimiento que llevará la calma á las conciencias
y un nuevo desengaño á los que, poseidos de egoistas y rencorosas pasiones, intentan
hacer inseparables la religion y el despotismo. Libre y socorrida Pamplona con
la gloriosa intervencion de V. M.; poseída y sólidamente fortificada la línea
del Arga; nutridas las filas del ejército y aumentados en considerable número
sus batallones; restablecido el principio monárquico y hereditario; desagraviado
el sentimiento religioso con la concordia entablada con la Santa Sede, la causa
de los rebeldes queda á los ojos del mundo de tal manera destituida de razon y
de fuerza, que si persisten en su obstinación, más parecerá que pelean deseosos
del exterminio de la Patria que inducidos de la esperanza de la victoria.
Acontecimientos tan graves han comenzado á producir sus naturales efectos.
Frecuentes síntomas de descomposicion se advierten ya entre los carlistas. No
todos, que al fin son españoles, fundan su gloria en la destruccion del suelo
en que han nacido. El más ilustre de sus antiguos caudillos, obedeciendo la voz
del patriotismo, ha puesto su valerosa espada al servicio del Trono constitucional.
Muchos le han imitado, y es de presumir que tan loable ejemplo economice lágrimas
y sangre. El Gobierno, sin embargo, funda la seguridad de su triunfo en la constancia
y bizarría del ejército, próximo á entrar en nueva y acaso decisiva campaña.
Las vivas simpatías que en todas las clases sociales despierta la persona
de V. M. presagian una feliz y constante inteligencia entre el pueblo y el Rey,
único remedio á tantos infortunios. Todos los artidos legales han manifestado
su respeto y acatamiento al Trono constitucional. Y si algunas de estas adhesiones
hoy sólo nacen del patriotismo, los que hemos tenido la alta honra de conocer
de cerca a V. M., esperamos confiados que mañana nacerán tambien de entrañable
afecto; que no es posible que en pechos generosos den otro fruto el amor que V.
M. profesa á la libertad y á la justicia y los levantados designios que inspiran
su conducta.
Estos favorables sucesos contribuyen en gran manera a disipar
las tinieblas del porvenir; aumentarán sin duda la posible mejoría que ya ha experimentado
nuestro crédito y consienten, sin nota de temeridad, apresurar el anhelado instante
de convocar las Cortes del Reino. Pareceria, sin embargo, que el Gobierno intentaba
obtener por sorpresa la resolucion de todas las cuestiones, si pasase sin ningun
género de preparación desde la dictadura á los comicios. Abierto queda, prévia
la vénia de V. M., el periodo preparatorio de las elecciones.
Libre será
la prensa para plantear y discutir todos los problemas políticos cuya decision
ha de remitirse á las futuras Cortes, y libres los partidos leales para granjearse
el apoyo de la opinion y acordar su conducta en públicas reuniones.
No
tendrán estos derechos otra limitacion que la que impone forzosamente el restablecimiento
de la Monarquía constitucional. Inflexible será el Gobierno en su defensa. Harto
sabemos y aun lloramos el resultado de todos los fanatismos Ya no cabe la ofuscacion
ni es lícito el engaño No hay nadie tan ciego á la luz de la experiencia que no
conozca que sólo el orden, sólidamente establecido, puede garantizar el desarrollo
del derecho. Fuera de la base de la Monarquía constitucional, la libertad conduce
en nuestro suelo á to,los los desastrosos efectos de la anarquía; pero no hay
en cambio desgracia, por grande y espantosa que sea, que pueda obligar al pueblo
español á guarecerse bajo la bandera del despotismo. La guerra que aun sostenemos,
las ruinas y oprobios que hemos sufrido; la desmembracion de que nos hemos , to
amenazados y la misma prontitud con que V. M halló franco el camino, cerrado para
siempre al pretendiente, para ascender al Trono de sus ante pasados, dan testimonio
de estas dos verdades, únicas que han resultado evidentes en medio de la confusion
y trastorno de los últimos años.
Surge espontáneo y triunfante de tan
árduas pruebas el sistema parlamentario, como el único capaz de remediar los males
presentes y de asegurar el orden sin paralizar la actividad ni oponer un dique
insuperable á las justas aspiraciones del país. Providencialmente en período tan
crítico de nuestra historia, para hacer injustificable la desconfianza y odioso
el recelo, representa este principio V. M., que, apartado de nuestras desdichas,
no ha intervenido en ellas de otro modo que con el ardiente deseo de remediarlas.
Restablecer en su vigor el sistema representativo; crear una legalidad,
que, inspirada y respetada por todos, cierre para siempre el disolvente período
de las interinidades; tal es la aspiracion suprema del Gobierno de V. M.
No fueran dignos los Ministros que suscriben de la confianza con que los honra
V. M., si, recordando sus diversos antecedentes, los convirtiesen en obstáculos
y entorpecimientos de tan urgentes medidas. Unidos y fundidos en el mismo propósito
aparecen á los ojos de su país; pequeño sacrificio, si se tiene en cuenta las
circunstancias que lo han reclamado.
Igual efecto producirán, sin duda,
en todos los amantes del bien público y el Trono constitucional.
Convalecida
apénas de la pasada anarquía y presa actualmente de dos guerras civiles, la Patria
empobrecida y desangrada muestra sus heridas á sus hijos. Acudamos todos á su
remedio, que ningun sacrificio parecerá grande si se toma por medida la extension
de sus desventuras.
CANOVAS DEL CASTILLO Presidente del Consejo de Ministros:
1. Queda autorizada la prensa para plantear y discutir las cuestiones
constitucionales.
2. Las autoridades concederán su permiso á los partidos
legales que lo soliciten para celebrar reuniones públicas.
3. Quedan
vigentes las anteriores disposiciones sobre reuniones, asociaciones é imprenta,
en cuanto no se opongan á la ejecucion del presente decreto.