Real Decreto sobre el Directorio militar (15 de septiembre de 1923).
Señor: Honrado
por V. M. con el encargo de formar Gobierno en momentos difíciles para el país,
que yo he contribuido a provocar, inspirado en los más altos sentimientos patrios,
sería cobarde deserción vacilar en la aceptación del puesto que lleva consigo
tantas responsabilidades y obliga a tan fatigoso e incesante trabajo.
Pero
V. M. sabe bien que ni yo, ni las personas que conmigo han propagado y proclamado
el nuevo régimen, nos creemos capacitados para el desempeño concreto de carteras
ministeriales, y que era y sigue siendo nuestro propósito constituir un breve
paréntesis en la marcha constitucional de España, para restablecerla tan pronto
como, ofreciéndonos al país hombres no contagiados de los vicios que a las organizaciones
políticas imputamos, podamos nosotros ofrecerlos a V. M. para que se restablezca
pronto la normalidad.
Por eso me permito
ofrecer a V. M. la formación de un Directorio militar presidido por mí, que sin
adjudicación de las carteras ni categorías de ministros, tenga todas las facultades,
iniciativas y responsabilidades inherentes a un Gobierno en conjunto, pero con
una firma única, que yo someteré a V. M., por lo cual debo ser el único que ante
V. M. y el Notario Mayor del Reino, y con toda la unción y el patriotismo que
el solemne caso requiere, hinque la rodilla en tierra ante los Santos Evangelios,
jurando lealtad a la Patria y al Rey y al propósito de restablecer el imperio
de la Constitución tan pronto V. M. acepte el Gobierno que le proponga.
Bajo
este aspecto, Señor, nos ha recibido el país con clamorosa acogida y confortadora
esperanza, y creemos un deber fundamental no modificar la esencia de nuestra actuación,
que no puede tener ante la Historia y la Patria otra justificación que el desinterés
y el patriotismo.
Madrid,
15 de septiembre de 1923. - Alfonso. - El Presidente del Directorio militar, Miguel
Primo de Rivera y Orbaneja.