La
Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
La Asociación, fundada el 1 de octubre de 1870 por iniciativa de Fernando
de Castro, contribuyó a la educación de la mujer de forma muy extensa. Se
inaguraron escuelas que proporcionaban una formación profesional: la Escuela
de Comercio para Señoras, la Escuela de Correos y Telégrafos, la Escuela
de Institutrices, etc. Intentó llegar a un público cada vez más extenso
mediante las conferencias dominicales para todo tipo de mujeres. Las sesiones
de lectura y de música, en las que tomaban parte las alumnas y las recién
tituladas institutrices, se alternaban con las conferencias. También se
crearon escuelas primarias y secundarias.
En 1882 se lanzó la publicación quincenal Instrucción para la Mujer.
Ese mismo año, las estudiantes crearon las Asociación de Institutrices y
Profesoras de Comercio con el fin de defender la causa de la educación de
la mujer y continuar la actividad intelectual de las escuelas.
Las escuelas de la AEM ofrecían una educación mucho más interesante y amplia
que la proporcionada por las escuelas oficiales; se concedía menos importancia
a las asignaturas domésticas y mucha más a una gama más amplia de cursos
científicos y de artes liberales. Los requisitos para el ingreso no eran
demasiado severos, pero al final de siglo se exigía el título de maestra
superior o pasar un examen de aptitud. Los cursos solían congregar a unas
ochenta o cien alumnas al año.
La AEM ofrecía a las muchachas jóvenes la mejor educación a la que podían
aspirar en la España del siglo XIX. Los cursos los impartían algunos de
los hombres más progresistas de la época: profesores de la universidad y
de la ILE daban las clases por un sueldo mínimo o incluso nulo. La Asociación
fue un instrumento para elevar el nivel de educación de las mujeres no sólo
a través de sus propias escuelas sino también a través de la influencia
más amplia que ejercía tanto en el sector público como en el privado.