La
consolidación del movimiento feminista.
Las reformas legales y sociales que propició el advenimiento de la II República
sirvieron de base para la formación de un gran número de asociaciones de mujeres,
la mayoría de ellas identificadas con partidos políticos, y que en su mayor parte
dirigieron su atención a las reivindicaciones de carácter político, ya fuera respecto
al voto femenino, la participación de las mujeres en los parlamentos o, en el
caso de las anarquistas y comunistas, a la consecución de la revolución social.
Entre ellas, destacan algunas como Agrupación de Mujeres Antifascistas (A.M.A),
única organización unitaria que representaba a las mujeres antifascistas de cualquier
afiliación política y que reunía a mujeres comunistas, socialistas, republicanas
y católicas vascas. Sin embargo cabe destacar que la conjunción socialista-comunista
tuvo gran peso en la organización y que además el Partido Comunista de España
tuvo gran incidencia en su dirección y orientación política, con La Pasionaria
como presidenta; la anarquista Mujeres Libres y la republicana
Asociación Republicana Femenina.
Paralelamente, la Iglesia inició una
campaña para contrarrestar lo que consideraba una peligrosa influencia de la ideología
revolucionaría sobre la mujer mediante la creación de la Juventud Católica Femenina
(JCF), y en 1933 se creó en Madrid el Centro de Cultura Superior Femenina, concebido
como la primera de una serie de instituciones para preparar a la élite y preservar
el alma de la mujer de posibles contaminaciones, que corregiría la deformación
espiritual de la mujer producida por la coeducación y la ausencia de instrucción
religiosa y doméstica en los centros educativos existentes. La JCF ofrecía además
bibliotecas, cine, excursiones y actividades deportivas.
En la política,
algunas mujeres llegaron a desempeñar cargos de importancia. Clara Campoamor,
fue defensora del sufragio femenino. Otras mujeres destacadas en esta faceta fueron
Margarita Nelken, elegida diputada por Badajoz por
el partido socialista en 1931, participando activamente durante el primer biennio
en la discusión parlamentaria sobre la reforma de la Instrucción Pública, y mostrándose
contraria al sufrago femenino por considerar que la escasa preparación política
de las mujeres españolas acabaría por malograr la consolidación y el desarrollo
del régimen de izquierdas que ella defendía. Victoria Kent,
diputada republicana por el Partido Radical Socialista, compartía las mismas opiniones
respecto al sufragio femenino, lo que la llevó a mantener una agria polémica con
Clara Campoamor durante el debate parlamentario en torno al derecho del voto de
las mujeres; Victoria Kent ocupó la Dirección General de Prisiones de 1931 a 1934.