Las republicanas
revolucionarias.
No obstante, en mayo de 1793, se fundó el Club de Ciudadanas Republicanas
Revolucionarias. Sus ligámenes con el grupo de los "Enragés" y sus
críticas contra el reformismo de la montaña desencadenó una fuerte oleada antifeminista.
Con los enragés que buscaron constantemente la alianza con las mujeres,
coincidieron en luchas comunes contra el pillaje de almacenes, la tasación de
precios y el acaparamiento; éstos les incitaron también cuando la Convención rechazó
su reclamación del derecho a deliberar con el comité Revolucionario, a pasar a
la acción directa.
Leclerc, desde las páginas de L`Ami du Peuple,
las llamaba: "¡Os pertenece sobre todo a vosotras, mujeres revolucionarias
dar la alarma! ¡Es a vosotras a quienes corresponde tocar a rebato en defensa
de la libertad!." La reclamación de constitución de un Tribunal especial dirigido
contra los enemigos internos del país hecha ante la Convención Nacional, coincidía
con el programa de los Enragés y las aspiraciones de los sans-culottes.
De igual modo que cuando solicitaron autorización para investigar los
cargos imputados a los detenidos y proponer la libertad de los acusados indebidamente.
Al enfrentarse a la política de la Montaña las mujeres se enfrentaban a la represión
de sus actividades políticas: el 20 de octubre 1973, tras un informe de Amar
al Comité de Seguridad Nacional a la Convención, se promulgó la prohibición de
los clubs femeninos.
A partir de entonces nadie prestaría apoyo a su
causa. A lo largo del año 1793 la mayor parte de las protagonistas de la Revolución
fueron ejecutadas o conocieron la prisión o el exilio. La mayor parte de las figuras
más destacadas del feminismo burgués se habían retirado de la escena política.
En noviembre fueron ejecutadas Olympe de Gouges y Mme. Roland.