Las reivindicaciones
feministas.
Se
podrían establecer tres fases en la historia de las luchas feministas durante
el proceso revolucionario.
Una primera -entre 1789 y 1791- en que las
mujeres participando activamente en la Revolución esperaban ver aplicados los
principios de igualdad, libertad y fraternidad sin distinción de sexos y se movilizaron
activamente para reivindicar su aplicación a través de la prensa, proclamas, folletos
o discursos en los distintos foros revolucionarios.
Una segunda, que
transcurriría entre 1791 y 1792, en que estas reivindicaciones tomaron un carácter
más activo y se vehicularon especialmente a través de los clubs revolucionarios
y las asociaciones femeninas.
Una tercera, marcada por la situación
de guerra, en la que las reivindicaciones de los derechos de las mujeres pasaron
a un segundo plano para dar paso a reivindicaciones y movilizaciones de carácter
colectivo.
La progresiva radicalización de los movimientos de mujeres
que se produjo a partir de 1792 condujo a un enfrentamiento con la Montaña que
desencadenó un proceso de represión civil y política contra las mujeres. Este
proceso volvió a poner en primer plano las reivindicaciones feministas y distanció
a las mujeres cada vez más de la Revolución.