La división en la derecha europea impide excluir a los austriacos del PPE.



Las opiniones en favor de la expulsión del Partido Popular de Austria (ÖVP) del Partido Popular Europeo (PPE) no son todavía mayoritarias en el seno del buró político de los conservadores europeos, que se reunirá el próximo día 10 en Bruselas para debatir la alianza de Gobierno del Partido Popular austriaco con el Partido Liberal del ultraderechista Jörg Haider. Así lo reconocían ayer en Madrid los principales abanderados del aislamiento del ÖPV.


El ex ministro francés de Educación y presidente de la UDF, François Bayrou resumía gráficamente la situación: "No sé si vamos a ganar, pero es seguro que vamos a pelear". A su lado, belgas, holandeses, luxemburgueses, españoles e italianos se mostraban decididos a dar la batalla en el seno del PPE para aislar a los conservadores austriacos. Sin embargo, el peso de los partidos alemanes, CDU y CSU, a los que siguen en este espinoso asunto los partidos nórdicos, puede impedir que la expulsión prospere. Por el momento, lo máximo que puede conseguirse en la reunión del próximo día 10 es la creación de una comisión que estudie la crisis.

El tema era ayer objeto de debate en los pasillos del seminario Europa 2010: el futuro está en el centro que, organizado por las fundaciones Konrad Adenauer y de Estudios Europeos, reunió en Madrid a destacados miembros de partidos de la derecha y el centro europeos. La crisis en la derecha europea por la alianza de Gobierno en Austria afloró también en los discursos de apertura del foro.

La presidenta del Parlamento Europeo, la francesa Nicole Fontaine, de la UDF, se felicitó por la reacción europea contra la alianza con Haider y afirmó que con esta movilización se "ha demostrado al mundo que la Unión Europea es algo más que un mercado único cuya única ley es de naturaleza económica. "De todas las crisis", añadió Fontaine, "presupuestarias, institucionales o de cualquier otra categoría que ha podido conocer la construcción europea ésta es la más grave, porque es de naturaleza moral". Para la presidenta del Parlamento Europeo, las sanciones diplomáticas aprobadas por los 14 Estados miembros contra Austria suponen un mensaje "de esperanza para el 75% de los ciudadanos austriacos que han rechazado la ideología del partido de Haider y que deben padecer el Gobierno que se les impone".

El principal dirigente austriaco presente en la reunión, el comisario europeo de Agricultura y Pesca, Franz Fischler, no evitó el tema y en su intervención pidió un voto de confianza para el Gobierno de su país. "Pueden estar ustedes tranquilos, pues comparto sus preocupaciones y soy consciente de que la participación de ese partido [el Partido Liberal de Haider] implica una responsabilidad muy grave. Pero puedo asegurarles que todo lo que hemos construido en estos años no puede perderse. No podemos permitir que ni un ápice de esos valores europeos puedan ser erosionados", señaló.

Por el "buen nombre de Austria en Europa y en el mundo", afirmó rotundo Fischler, "no nos hemos convertido en una banda fascista y no creo que se pongan en tela de juicio los valores que hemos construido. Esto son palabras, permítannos que lo demostremos con los hechos".

Los organizadores del acto pidieron expresamente a destacados miembros del Partido Popular de Austria que no asistieran al seminario de Madrid, que hoy concluirá con una intervención el presidente del Gobierno español y líder del PP, José María Aznar, que intenta convertirse en uno de los principales abanderados entre los populares europeos en favor de la expulsión de sus socios austriacos.

Javier Arenas, secretario general del PP, afirmó ayer que estaba convencido de que se conseguirá en los próximos días una declaración conjunta, que incluya a los partidos alemanes, en favor de la exclusión de los austriacos. Ninguna iniciativa ha sido todavía presentada oficialmente en ese sentido, ni las fuentes consultadas creen que tenga posibilidades de prosperar por ahora.

El alemán Wolfgang Schäuble, presidente de la CDU, no pudo asistir a la reunión, en la que tenía previsto intervenir, retenido en su país por el escándalo de la financiación ilegal de la era Kohl.

La crisis austriaca fue abordada en la cena que en el Palacio de La Moncloa ofreció Aznar a los participantes. Según un diputado español, la crisis ha suscitado una profunda inquietud entre los miembros del PPE de los países del Este de Europa que temen que un resurgimiento del nacionalismo etnicista y xenófobo frene la ampliación europea. Los primeros ministros de Polonia, Jerzy Buzek, de Bulgaria, Ivan Kostov, de Hungría, Victor Orban, así como el ex primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, estarán presentes hoy en la sesión de clausura del seminario."



  • José Miguel Larraya, Madrid . EL PAIS. 5 de febrero de 2000.