La ultraderecha entra en el Gobierno de
Austria.- José Comas.
"El presidente federal austriaco, Thomas Klestil, encargó al hasta ahora
ministro de Exteriores y presidente del Partido Popular (ÖVP), el
democristiano Wolfgang Schüssel, de 54 años, la formación de un nuevo
Gobierno de coalición con el Partido Liberal (FPÖ), que acaudilla el
populista de derecha Jörg Haider, presidente de Gobierno de Carintia.
Klestil apuró al máximo los poderes que le confiere la Constitución e
impuso a los futuros socios de coalición azul-negra (FPÖ-ÖVP) un
preámbulo que supone una profesión de fe democrática.
Klestil rechazó a dos ministros
del partido de Haider: a
Thomas Prinzhorn, propuesto
para Infraestructura, por sus
"descarrilamientos verbales", y a
Hilmar Kabas, aspirante fallido
a Defensa, por su campaña
electoral con contenidos
xenófobos. El nuevo Gabinete
jurará este mediodía sus cargos
y se pondrá fin así a una crisis
de gobierno que duraba ya
cuatro meses.
El día de las elecciones, el 3 de octubre del año pasado, Haider y su partido, el
FPÖ, que habían llevado adelante una campaña con mensajes xenófobos y
racistas, lograron casi un 27% de los votos y se convirtieron en la segunda fuerza
política de Austria. El partido socialdemócrata (SPÖ), que ahora pasa a la
oposición tras 30 años en la jefatura del Gobierno, calificó la jornada de ayer de
"día negro para la democracia" y anunció ya la presentación de una moción de
censura en la primera sesión parlamentaria que se celebre. ÖVP y FPÖ cuentan
con el mismo número de escaños y suman 104 del total de 183 de la Cámara. El
SPÖ tiene 65 diputados y 14 Los Verdes.
Klestil al final se tragó el sapo y encargó la formación de un Gobierno que va
contra su convicción personal y considera dañoso para el prestigio internacional
de Austria. No obstante, Klestil había declarado que sabe sumar y no le quedó
más remedio que rendirse ante la poderosa fuerza de lo fáctico, la aritmética que
concede una cómoda mayoría al FPÖ y ÖVP. Antes de otorgar el mandato para
formar Gobierno al futuro canciller Schüssel, Klestil hizo sudar la gota gorda a los
dos socios de coalición, que tuvieron que acudir dos veces a la presidencia. Por la
mañana, Haider y Schüssel acudieron juntos a firmar ante Klestil la declaración
que supone una especie de profesión de fe en la democracia, hecho insólito en los
anales de un país europeo. Por la tarde, Klestil le echó emoción al asunto y no
acababa de dar la luz verde para el nuevo Gobierno.
Dos extremistas rechazados
Primero acudió al palacio Haider y se entrevistó durante media hora con Klestil.
El motivo no era otro que el rechazo de dos ministros del FPÖ de las listas del
futuro Ejecutivo. Klestil tachó como ministro a Prinzhorn, un industrial
multimillonario que había ocupado la cabeza de lista del FPÖ en las pasadas
elecciones. Hace unos días Prinzhorn había ofrecido romperle las narices a Klestil
por su postura durante la crisis. Klestil en la entrevista con el semanario News
precisó que no eran las narices, sino "partirme la cabeza". Ahora, según un
comunicado expreso de la presidencia, Prinzhorn quedó rechazado por sus
"descarrilamientos verbales". Además, Klestil tachó también de la lista a Kabas,
jefe del FPÖ en Viena, quien se distinguió durante la campaña electoral por sus
discursos y propaganda xenófobos. Al final, las carteras se dividieron a partes
iguales (seis ministerios y dos secretarías de Estado para cada uno de los socios
de la coalición). La nueva titular de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner,
pertenece al ÖVP, en tanto que Finanzas ha ido a parar a Karl-Heinz Grasser, del
FPÖ.
Tras Haider volvió de nuevo al palacio Schüssel, quien al fin se salió con la suya y
se convertirá hoy en el canciller de Austria. Se trata del mismo hombre que en las
pasadas elecciones prometió pasar a la oposición si perdía el segundo puesto "por
un solo voto".
Para recibir el mandato de Klestil, el caudillo del FPÖ estampó su firma bajo una
declaración titulada Responsabilidad para Austria. Futuro en el corazón de
Europa. La declaración contiene una profesión de fe democrática, rechazo de
cualquier forma de discriminación e intolerancia y un reconocimiento de la
responsabilidad de Austria "en las páginas más oscuras del pasado" nazi. Haider y
Schüssel firmaron el documento en presencia del padre de la criatura, el
presidente Klestil, quien presenció con cara de pocos amigos toda la ceremonia
de la firma.
Según el preámbulo, el futuro Gobierno fortalece la "alianza inconmovible con los
valores morales y espirituales que constituyen la herencia común de los pueblos de
Europa". Se compromete a practicar "respeto, tolerancia y comprensión para
todas las personas, con independencia de su origen, religión o cosmovisión".
Además, "condena y lucha con ahínco contra cualquier forma de discriminación,
intolerancia o agitación difamatoria" y "trabaja por una Austria en la que no
quepan la xenofobia, el antisemitismo y el racismo. Se opondrá a toda forma de
ideario y propagación del mismo que predique el desprecio por la persona
humana y se compromete al respeto de los derechos y libertades fundamentales
de todas las personas de cualquier nacionalidad".
La declaración añade que Austria asume su responsabilidad por la funesta historia
del siglo XX y los crímenes del régimen nacionalsocialista. "Nuestro país acepta
como responsabilidad propia las partes claras y oscuras de su pasado y los actos
de todos los austriacos. El nacionalismo, la dictadura y la intolerancia trajeron la
guerra, la xenofobia, la pérdida de la libertad, el racismo y el asesinato masivo"
Una responsabilidad para Austria:
un futuro en el corazón de Europa
A continuación figura el texto oficial de la declaración titulada Una
responsabilidad para Austria: un futuro en el corazón de Europa, firmada
el jueves por el líder conservador Wolfgang Schuessel y el dirigente del
ultraderechista Partido Liberal, Jorg Haider. Ambos firmaron la
declaración junto a un nuevo pacto de coalición después de entrevistarse
con el presidente Thomas Klestil en el palacio Hofburg de Viena y cuando
éste no había pedido todavía a la coalición que formara el nuevo Gobierno.
El Gobierno Federal reafirma su inquebrantable adhesión a los valores espirituales
y morales que constituyen la herencia común de los pueblos de Europa y la
auténtica fuente de la libertad individual, la libertad política y el imperio de la ley,
es decir, los principios que forman la base de toda verdadera democracia.
El Gobierno Federal defiende el respeto, la tolerancia y la comprensión hacia
todos los seres humanos, independientemente de su origen, religión o
weltanschauung (visión del mundo). Condena y se opone de forma activa a
cualquier forma de discriminación, intolerancia y demagogia en todos los terrenos.
Luchará por una sociedad impregnada del espíritu de humanismo y tolerancia
hacia los miembros de todos los grupos sociales.
El Gobierno Federal trabajará para lograr una Austria en la que la xenofobia, el
antisemitismo y el racismo no tengan hueco. Tomará enérgicas medidas para
contrarrestar toda corriente de pensamiento cuyo objetivo sea denigrar a los seres
humanos, combatirá activamente la difusión de dichas ideas y cumplirá su
compromiso con el pleno respeto de los derechos y libertades fundamentales de
las personas de cualquier nacionalidad, independientemente de las razones por las
que se encuentren en Austria. El Gobierno reconoce su responsabilidad específica
en relación con el tratamiento respetuoso de las minorías étnicas y religiosas.
El Gobierno Federal apoya la Carta de los Partidos Políticos Europeos por una
Sociedad No Racista y se compromete a trabajar para la aplicación ejemplar de
sus principios fundamentales en Austria.
El Gobierno Federal se compromete a proteger y fomentar los derechos
humanos, así como a aplicarlos de forma incondicional, tanto en el plano nacional
como en el internacional. De esta forma contribuirá, al mismo tiempo, a la
prevención de las guerras y los conflictos nacionales que derivan en violaciones de
los derechos humanos y pueden obligar a las personas a desplazarse o incluso
abandonar su país de origen.
El Gobierno Federal expresa su compromiso con los principios de la democracia
pluralista y el imperio de la ley comunes a todos los miembros de la Unión
Europea, que también asegura la Constitución austriaca y que constituyen un
requisito indispensable para pertenecer al Consejo de Europa. Los derechos y
libertades consagrados en el Convenio Europeo de Derechos Humanos,
garantizados en Austria por la Constitución, son una expresión clara de dicho
compromiso.
El Gobierno Federal se adhiere al proyecto de paz europeo. La cooperación
entre los partidos de la coalición se basa en el compromiso con la pertenencia de
Austria a la Unión Europea. El Gobierno Federal tiene una obligación con los
principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos y libertades
fundamentales e imperio de la ley, que, de acuerdo con el Artículo 6 del Tratado
de la Unión Europea, comparten todos los Estados miembros de la UE. El futuro
de Austria también depende de la profundización, la integración y la ampliación de
la Unión. La historia y la situación geopolítica de Austria representan la
responsabilidad social de impulsar el proceso de integración e implantar, con más
firmeza todavía, la idea europea en la vida cotidiana. La colaboración
transatlántica tendrá una importancia especial a la hora de garantizar la paz y la
estabilidad durante el siglo XXI.
La Unión Europea como comunidad de valores es un concepto definitivo para el
desarrollo futuro de la integración europea. Implica, en especial, el trabajo a partir
de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Austria apoya la
tarea de seguir combatiendo todas las formas de discriminación con arreglo al
Artículo 13 del Tratado de la U.E.
Una cultura viva de la democracia y el imperio de la ley exige una relación entre el
Estado y los ciudadanos que cree nuevas áreas de libertad y responsabilidad para
el individuo. En un Estado moderno y eficiente, existen funciones que pueden
desempeñar mejor los individuos u otros agentes no estatales.
No obstante, el Gobierno Federal se compromete rotundamente al mantenimiento
solidario de los servicios de bienestar social para cualquier ciudadano que
necesite la ayuda y el apoyo del Estado. Esto es válido, en particular, para las
personas que no pueden beneficiarse de las oportunidades creadas por la
modernización y que cada vez dominan más nuestras vidas.
El principio de solidaridad significa asimismo que es preciso tener en cuenta las
necesidades y expectativas de las generaciones futuras con el fin de garantizar las
mismas oportunidades para todos los miembros de la sociedad y sus planes para
el porvenir.
El Gobierno Federal desea fortalecer la posición de Austria como emplazamiento
económico que permita el rendimiento y la competencia. Ésa es la base para
asegurar los puestos de trabajo existentes, crear nuevo empleo y garantizar la
prosperidad en nuestro país. La entrada de Austria en la Unión Europea y la
participación asegurada en la Unión Monetaria Europea han sido y son todavía
requisitos importantes para el futuro de la economía y el empleo en Austria.
La relación de colaboración entre los representantes sociales en Austria ha
demostrado ser un instrumento importante para la implantación de industrias y
puestos de trabajo en el país y, por consiguiente, ha contribuido al mantenimiento
de la paz social. El Gobierno Federal se compromete a una amplia cooperación
con los representantes sociales pero, al mismo tiempo, recomienda estar
dispuestos a reformar dicho pacto, por ejemplo en relación con las estructuras de
la seguridad social, incluida la elección de representantes de los asegurados, y el
fortalecimiento del carácter de servicio en las instituciones de colaboración social.
El Gobierno Federal es consciente de que el pueblo austriaco debe seguir
desarrollando enérgicamente los grandes logros del pasado e impulsar aún más
sus puntos fuertes.
Austria acepta su responsabilidad en la trágica historia del siglo XX y los
horrendos crímenes del régimen nacional socialista. Nuestro país asume como
responsabilidad propia todos los aspectos más brillantes y más oscuros de su
pasado y las acciones de todos los austriacos, buenas y malas. El nacionalismo, la
dictadura y la intolerancia produjeron guerra, xenofobia, servidumbre, racismo y
el asesinato de masas. El carácter extraordinario de los crímenes del Holocausto,
sin precedentes en la historia, es una exhortación a estar permanentemente alerta
contra toda forma de dictadura y totalitarismo. El proyecto de la Unión Europea
hacia una Europa amplia, democrática y próspera, con el que el Gobierno Federal
está comprometido incondicionalmente, es la mejor garantía contra una repetición
de aquellos sucesos, que constituyen el capítulo más sombrío de la historia de
Austria.
El Gobierno Federal se compromete al escrutinio autocrítico del pasado nacional
socialista. Garantizará una clarificación sin reservas, la denuncia de las estructuras
de la injusticia y la transmisión de estos conocimientos a futuras generaciones
como advertencia para el porvenir. En cuanto al problema del trabajo forzado
bajo el régimen nacional socialista, el Gobierno Federal se esforzará por alcanzar
soluciones objetivas con arreglo al informe intermedio de la comisión de
historiadores austriacos, sin olvidarse de la responsabilidad fundamental de las
empresas involucradas.
Los partidos del Gobierno se comprometen a plasmar una nueva forma de
gobierno y cooperación. Desean resolver problemas, abordar desafíos y hacer un
uso constante de las oportunidades que se presenten, porque tienen un
compromiso con el futuro de Austria en Europa. Austria, en su calidad de país
estable y solvente, contribuirá a la labor para tener una vida pacífica y segura en
Europa y en el mundo".
- EL PAÍS. 4 de febrero de 2000.