La UE aplica sanciones a Austria.- Isidre Ambrós.
"La toma de posesión del nuevo gobierno de coalición austriaco ha provocado un
alud de reacciones internacionales. La UE ha aplicado automáticamente las
sanciones decididas y algunos de sus socios plantean la necesidad de adoptar
nuevas medidas más duras. Estados Unidos ha llamado a consultas a su embajador
en Viena y el PPE estudia la expulsión del Partido Popular Austriaco.
Los catorce socios de la Unión Europea
(UE) han reaccionado con inusitada rapidez y
dureza a la incorporación de ministros de extrema
derecha en el nuevo Gobierno austriaco y han
anunciado la congelación de todos los contactos
oficiales y políticos con Austria a escala bilateral.
Esta iniciativa implica que ninguno de los socios
comunitarios promoverá o aceptará contacto
bilateral alguno en el ámbito político con el nuevo
Ejecutivo austriaco, que dirige el popular Wolfgang Schüssel. Tampoco habrá ningún
apoyo a los candidatos austriacos que opten a puestos de organismos
internacionales, y los embajadores de Viena sólo serán recibidos para discutir
asuntos técnicos.
Algunos países de la UE consideran, no obstante, que esas medidas son
insuficientes y que hay que promover nuevas acciones más contundentes para
aumentar la presión contra el nuevo gobierno de coalición con la ultraderecha que
dirige Schüssel. Esa iniciativa divide a los Catorce, porque algunos socios
consideran que puede ser contraproducente demonizar al Partido Nacional-Liberal
(FPÖ) y a su líder, Jörg Häider, porque podría tener un efecto adverso.
Esa línea de actuación más contemporizadora, defendida por Luxemburgo, Finlandia
y Holanda, es contestada por otros estados que consideran que hay que ir más allá.
Francia y Bélgica, países ambos con fuerte implantación de la extrema derecha,
lideran esa última opción. Los gobiernos de ambos países plantean la posibilidad de
no invitar a los representantes del nuevo Ejecutivo austriaco a las reuniones
ministeriales de carácter informal, ya que jurídicamente no forman parte de las
sesiones de trabajo regulares previstas en los tratados de la UE y a las que no se
puede prohibir la participación de Austria.
El primer paso en esa dirección lo dio ayer la ministra de Empleo belga, la socialista
francófona Laurette Onkelinx, que emplazó a la presidencia portuguesa a no invitar a
la nueva ministra austriaca del FPÖ, Elisabeth Sickl, a la reunión informal de
ministros de Asuntos Sociales que se celebrará en Lisboa el próximo viernes. La
presidencia portuguesa de la Unión no ha dado a conocer todavía su decisión, pero
fuentes comunitarias opinan que Lisboa invitará finalmente a la ministra austriaca.
El debate que mantienen los catorce socios de la UE sobre el nivel de castigo que
infringir al Ejecutivo austriaco se reflejó también en la reunión que los líderes del
centroderecha europeo mantienen en Madrid para definir la estrategia que aplicar en
la próxima década, y a la que no fue invitado ni Schüssel ni el dirigente de la CSU
alemana, Stoiber.
Españoles, franceses, belgas, griegos y el partido de centroizquierda italiano PPI,
de Pier Luigi Castangetti, consensuaban ayer presentar una propuesta de expulsión
del Partido Popular Austriaco del Partido Popular Europeo (PPE) en la reunión que
el consejo político de esta organización mantendrá en Bruselas el próximo jueves.
"Se trata de un asunto que no se puede banalizar y, si no adoptamos medidas
concretas, estamos abriendo la puerta a la destrucción de la UE", advirtió con
contundencia la presidenta del Partido Social Cristiano (PSC) belga, Jöelle Milquet.
Esa línea de actuación es contestada por los democristianos alemanes, los
conservadores de los países nórdicos y los del centroderecha italiano de Pier
Ferdinando Casini.
Esa división en el seno del PPE reproduce, a grandes rasgos, la existente en el
seno del grupo popular en el Parlamento Europeo y tiene también una cierta lectura
de política interna en algunas formaciones. No en vano, no hay que olvidar en ese
sentido, la cita con las urnas que próximamente tienen españoles, griegos, italianos
y finlandeses.
No obstante, el presidente del PPE, el democristiano flamenco Wilfried Martens,
expresó su esperanza en proponer en las próximas semanas una iniciativa de
consenso que "constituya una señal clara respecto a esta crisis y que mantenga la
cohesión en el seno del PPE".
En paralelo a la actitud de la UE, Estados Unidos optó ayer por aplicar
prácticamente las mismas medidas de sanción que sus socios europeos.
Washington llamó a consultas a su embajador en Viena, anunció que limitará los
contactos con el Ejecutivo austriaco y avanzó que podría adoptar nuevas medidas."
- LA VANGUARDIA. 5 de febrero de 2000.