El
paro femenino
La tendencia
a un paro elevado
en el seno de la Unión europea no se ha invertido de forma significativa durante
los últimos años. Según cifras de 1998 el paro
femenino seguía siendo superior al masculino en todos los Estados miembros.
Aunque
las tasas de paro varíen mucho según los países (van del 3,5% en Luxemburgo al
24% en España), salvo en Suecia y en el Reino Unido la tasa de paro de las mujeres
supera la de los hombres en todas partes. Dicha situación persiste aun cuando
las mujeres trabajan más a menudo que los hombres en el sector terciario, menos
afectado por los despidos masivos de los últimos años que el sector industrial,
que emplea a más hombres.
Son
sobre todo los jóvenes los que están afectados por dicho: la tasa de paro de los
jóvenes es dos veces mayor a la de los adultos (un 21,2% frente a un 11,1% en
el conjunto de la UE). Salvo Alemania y Austria, el conjunto de los países experimenta
el problema de una tasa elevada de paro entre los jóvenes, y son sobre todo las
jóvenes que intentan entrar por primera vez en el mercado laboral las que más
sufren dichas consecuencias. En España, más de la mitad de las jóvenes estaban
buscando trabajo en 1994.
Asimismo,
el paro de larga
duración es un fenómeno serio que se agrava con el paso de los años. En 1996
el 50% de los parados entre 25 y 49 años se encontraban en esta situación tras
más de un año apuntados en las listas del paro (comparado con el 42% de 1992),
y la gran mayoría lo estaban durante hacía dos o más años. La proporción de mujeres
(52%) en el grupo de parados de larga duración es también mayor que el de los
hombres (47%).