Perspectiva
general sobre las políticas de empleo
- Las primeras
medidas igualitaristas se desarrollaron en el terreno del empleo y más concretamente
en el de la igualdad salarial por igual trabajo, reconocida por primera vez en
el Tratado de Roma. La igualdad
de oportunidades en el acceso al empleo y de igualdad de trato en el mercado ha
sido uno de los objetivos fundamentales de las políticas de igualdad de modo a
ella se refiere la mayor parte de la
legislación europea sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
El
Tratado de Amsterdam (1996) y la Cumbre
de Luxemburgo (1997) hacen del empleo una cuestión de interés común en Europa,
comprometiendo a los Estados miembros a establecer políticas coordinadas. La Cumbre
de Viena (1998) reafirma esta prioridad asumiendo que la igualdad de oportunidades
entre mujeres y hombres es un componente esencial de la Estrategia de Empleo Comunitaria.
Los problemas fundamentales a los que estas políticas se proponen hacer frente
son: las menores tasas
de actividad; la fuerte segregación horizontal y vertical del mercado de trabajo
y la desigualdad
salarial.
En
1998 los Estados miembros se plantean integrar la igualdad en los tres primeros
pilares de su Estrategia de empleo lo que implica una integración de la dimensión
de género en políticas más amplias que la política de igualdad "clásica". Pero
se plantean además considerar que el cuarto pilar de estas políticas es el desarrollo
de una política específica de Igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres en el empleo.