Declaración
sobre la Identidad Europea
(Copenhague, 14-15 de diciembre de 1973)
Los nueve
países miembros de la Comunidad europea consideran llegado el Momento de redactar
un documento sobre la «identidad europea, que permita también definir mejor tanto
sus relaciones con los demás países del mundo como las responsabilidades que asumen
y el Puesto que ocupan en los asuntos mundiales. Han decidido definir esta «identidad»
desde una perspectiva dinámica, y con la intención de profundizarla ulteriormente
a la luz del progreso realizado en la construcción europea.
Proponerse
definir la identidad europea implica:
pasar revista a la herencia común,
a los intereses propios, a las obligaciones específicas de los Nueve y al estado
del proceso de unificación en la Comunidad;
interrogarse sobre el grado
de cohesión ya alcanzado respecto al resto del mundo y sobre las responsabilidades
que se derivan de dicha cohesión;
tener presente el carácter dinámico
de la construcción europea.
La cohesión de los miembros
de la CEE
1. Los Nueve Estados europeos, cuyo pasado y cuya
defensa de intereses egoístas mal entendidos habrían podido conducir a la discordia,
han decidido, en cambio, supera os sus antagonismos unirse, elevándose al nivel
de las necesidades europeas fundamentales, para asegurar la supervivencia de su
común civilización.
Con el deseo de asegurar el respeto de los valores
jurídicos, políticos y morales a los que se encuentran ligados, con el propósito
de conservar la rica variedad de sus culturas nacionales, y teniendo en común
una misma concepción de la vida, fundada sobre la voluntad de construir una sociedad
concebida y realizada al servicio del hombre, estos Estados pretenden salvaguardar
los principios de la democracia representativa, del Estado de Derecho, de la justicia
social finalidad del progreso económico y del respeto de los derechos del hombre,
que constituyen elementos fundamentales de la identidad europea. Los Nueve están
convencidos de que esta tarea se corresponde con las aspiraciones profundas de
los pueblos y debe ser perseguida con su participación, especialmente a través
de sus representantes electos.
2. Los Nueve tienen la voluntad política
de llevar felizmente a término la construcción europea.
Sobre la base
de los Tratados de París y de Roma, que han constituido las Comunidades europeas,
así como sobre la base de los actos sucesivos, los Nueve han constituido un Mercado
Común fundado sobre una unión aduanera, han creado instituciones y desarrollado
políticas comunes y mecanismos de cooperación que forman parte integrante de la
identidad europea. Estos Estados están decididos a proteger los elementos constitutivos
de su unidad y los objetivos fundamentales de su evolución futura, tal como han
sido definidos con ocasión de las Conferencias en las cumbres de La Haya y de
París.
Sobre la base de los informes de Luxemburgo y de Copenhague, los
Nueve Gobiernos han instituido un sistema de cooperación política con el objeto
de alcanzar actitudes concertadas y, en la medida de lo posible y deseable, acciones
comunes. Tales Gobiernos pretenden desarrollar tal cooperación.
Conforme
a las decisiones de la Conferencia de París, los Nueve reafirman su intención
de transformar, antes del final del decenio en curso, el conjunto de sus relaciones
en una Unión europea.
3. Esta variedad de culturas, en el marco de una
civilización europea común, este apego a valores y principios comunes, esta marcha
entre concepciones de vida, esta conciencia de poseer en común intereses específicos,
y esta determinación de participar en la construcción europea, dan a la identidad
europea su carácter original y su propio dinamismo.
4. La construcción
europea, emprendida por los nueve países miembros de la Comunidad, está abierta
a otras naciones europeas que comparten los mismos ideales e idénticos objetivos.
5. Los países de Europa han desarrollado, a lo largo de su historia, vínculos
estrechos con otras muchas partes del mundo. Aunque naturalmente sujetas a una
constante evolución, tales relaciones representan un empeño cierto de progreso
y de equilibrio internacional.
6. Si en el pasado los países europeos
han estado en condiciones de tener, individualmente, un papel de primer plano
en la escena internacional, los problemas internacionales actuales pueden dificílmente
ser resueltos por cada uno de ellos por separado. Los cambios padecidos en el
mundo o la concentración creciente de poderes y de responsabilidades en manos
de un pequeñísimo número de grandes potencias implican que Europa se una y que
cada vez más hable con una sola voz, si quiere hacerse oír y desempeñar el protagonismo
mundial que le corresponde.
7. La Comunidad, que ocupa el primer puesto
en los intercambios mundiales, no pretende constituir una entidad económica cerrada.
Estrechamente vinculada al resto del mundo, aunque conservando el control de su
política de intercambios, pretender ejercer una influencia positiva sobre las
relaciones económicas mundiales, procurando la mejora del bienestar de todos.
8. Los Nueve, uno de cuyos fines esenciales es el mantenimiento de la
paz, no la alcanzarán jamás descuidando su propia seguridad. Aquellos que son
miembros de la Alianza Atlántica consideran que no hay actualmente alternativa
a la seguridad que es garantizada por las armas nucleares de Estados Unidos y
por la presencia de las fuerzas de América del Norte en Europa; están, en su conjunto,
convencidos que, dada su relativa vulnerabilidad militar, Europa debe, si pretende
preservar su independencia, mantener sus propios compromisos y vigilar, con un
esfuerzo constante, con el objeto de disponer de una defensa adecuada.
La identidad europea y el mundo
9. La Europa de
los Nueve es consciente de los deberes internacionales que le impone su unificación,
la cual no se dirige contra nadie ni está inspirada en cualquier voluntad de poder.
Al contrario, los Nueve están convencidos de que su unión servirá a la entera
comunidad internacional, constituyendo un elemento de equilibrio y un polo de
cooperación con todas las naciones, de toda dimensión, cultura y sistema social.
Pretenden desarrollar una función activa en los asuntos mundiales y así contribuir,
respetando los principios y los objetivos del estatuto de la ONU, a que haya un
mayor fundamento de justicia en las relaciones internacionales, mejor protección
de la independencia e igualdad de los Estados, una distribución más equitativa
de la prosperidad y una protección más válida de la seguridad de cada uno. Esta
voluntad debe llevar progresivamente a los Nueve a definir posiciones comunes
en política exterior.
10. A medida que se elabore una política común hacia
los terceros países, la Comunidad se inspirará en los principios siguientes:
a)
Los Nueve, actuando como entidad distinta, se esforzarán en promover relaciones
armoniosas y constructivas con dichos países, las cuales no deben ni comprometer
ni retrasar o incidir, según los plazos previstos, en la Unión europea.
b)
En el transcurso de las negociaciones futuras entre los Nueve (colectivamente)
y los demás países, los procedimientos y las sedes previamente elegidas deberán
permitir que se respete el carácter específico de la entidad europea.
c)
En sus contactos bilaterales con los demás países, los miembros de la Comunidad
se basarán, de forma creciente, en posiciones comunes definidas entre ellos.
11.
Los Nueve pretenden reforzar, en las sedes existentes, sus lazos con países miembros
del Consejo de Europa así como con otros países europeos con los cuales existen
ya estrechas relaciones de amistad y cooperación.
12. Los Nueve atribuyen
una importancia fundamental a la política de asociación conducida por la Comunidad.
Sin disminuir las ventajas de las que se benefician los países con los que tiene
relaciones especiales, la Comunidad se propone realizar progresivamente una política
global de cooperación a escala mundial, conforme a los principios y objetivos
de la Declaración de París.
13. La Comunidad asegurará la realización
de los compromisos comunitarios con los países del Mediterráneo y de Africa, con
la intención de reforzar los lazos que desde fechas lejanas existen con tales
países. Los Nueve desean salvaguardar sus vínculos históricos con todos los países
de Oriente Medio y cooperar en la instauración y el mantenimiento de la paz, de
la estabilidad y de progreso en tal región.
14. Los estrechos vínculos
que existen entre los Estados Unidos y la Europa de los Nueve, compartiendo aspiraciones
y valores fundados en una herencia común, son recíprocamente útiles y deben ser
preservados. Tales vínculos no afectan a la determinación de los Nueve de afirmarse
como una entidad distinta y original. Los Nueve pretenden mantener su diálogo
constructivo con los Estados Unidos y desarrollar su cooperación con ellos sobre
una base de igualdad y un espíritu de amistad.
15. Los Nueve continúan
decididos a mantener relaciones de estrecha cooperación y a proseguir un diálogo
constructivo con los demás países industrializados, como Japón y Canadá, cuya
función es esencial para el mantenimiento de un orden económico mundial, abierto
y equilibrado. Igualmente se alegran de la fructuosa cooperación con esos países,
especialmente en el seno de la OCDE.
16. Los Nueve, que han contribuido,
bien a través de su acción individual, bien a través de su esfuerzo común, en
los primeros resultados de una política de distensión y de cooperación con la
URSS y con los demás países de la Europa del Este, se esforzarán en desarrollarla,
sobre una base de reciprocidad.
17. Los Nueve, conscientes del papel de
primer plano de China en las relaciones internacionales, pretenden intensificar
sus relaciones con el Gobierno chino y promover intercambios en diversos sectores
y contactos entre los dirigentes europeos y los chinos.
18. Los Nueve
son igualmente conscientes de la importante función que corresponde a los demás
países asiáticos y están decididos a desarrollar sus relaciones con tales países,
tal y como ha sido demostrado, en materia comercial, por la declaración emitida
por la Comunidad con ocasión de su ampliación.
19. Los Nueve, que tradicionalmente
tienen con los países de América Iatina relaciones de amistad e intercambios de
toda clase, pretende desarrollar tanto unas como otros. Atribuyen, a tal efecto,
un gran interés a los acuerdos celebrados entre las Comunidades europeas y algunos
países de América atina.
20. Ninguna paz verdadera será posible si los
países desarrollados no dedican mayo atención a los pueblos menos favorecidos
Persuadidos de tal certeza, y conscientes de sus responsabilidades y de sus obligaciones
específicas, los Nueve atribuyen una importancia fundamental a la lucha contra
el subdesarrollo. Están, por tanto, decididos a intensificar sus esfuerzos en
los ámbitos del comercio y de la ayuda al desarrollo, y a reforzar la cooperación
internacional a tal fin.
21. Los Nueve participarán en las negociaciones
internacionales con un espíritu abierto, preservando los elementos constitutivos
de su unidad y sus objetivos fundamentales. Además, los Nueve están decididos
a contribuir al progreso internacional, no sólo en el ámbito de sus relaciones
con los terceros países, sino también mediante las posiciones comunes que pretenden
asumir, siempre que sea posible, en las organizaciones internacionales y, especialmente,
en la organización de las Naciones Unidas y en las instituciones especializadas.
Carácter dinámico de la construcción europea
22.
La identidad europea está llamada a desenvolverse en función de la dinámica de
la construcción de Europa. En las relaciones externas, los Nueve se dedicarán,
especialmente, a definir progresivamente su identidad respecto a las demás entidades
políticas. Son conscientes, haciendo así, de reforzar su cohesión interna y de
contribuir a la elaboración de una política propiamente europea. Están convencidos
de que la realización progresiva de tal política será uno de los elementos esenciales
que deberán permitir a sus países afrontar, con realismo y confianza, las etapas
posteriores de la construcción europea, facilitando la transformación prevista
del conjunto de sus relaciones en una Unión europea.