El Socialismo fabiano propone una distribución de la riqueza más equitativa para salvar el estado del bienestar. Para conseguir esto se había que aplicar una política neo-keynesiana que garantizara el pleno empleo y el crecimiento económico y así financiar los gastos sociales y la redistribución de la riqueza. La extensión de los servicios sociales a todos los sectores de la población era una premisa prioritaria. En conclusión, creen que el estado del Bienestar ha de basarse en una igualdad social conseguida a través de una redistribución de la riqueza mediante la intervención estatal.