"Para la nueva derecha, el primer problema está en la burocracia. Los burócratas no se consideran como unos servidores desinteresados del interés público, sino que es un grupo partidista que trata de alcanzar sus propios intereses, que en modo alguno coinciden con los de sus clientes. Esto es particularmente grave en el caso de los profesionales del bienestar que tienen la oportunidad de definir las necesidades de aquellos a quienes se supone que sirven. Las motivaciones reales pueden incluir el poder, patronazgo, reputación, salario o posibilidades de manejar el departamento, pero todas se tratan como una función del tamaño del presupuesto. La idea es que el control político sobre la burocracia es tan ineficaz, dada la falta de disciplina de mercado y las ventajas de conferir visibles beneficios a grupos concretos cuando el coste de la actuación se difunde de una forma tan amplia como imperceptible, que la burocracia actúa libremente y obtiene con éxito unos recursos que podrían emplearse mejor de otras maneras"


David Harris; La Justificación del Estado del Bienestar. La nueva derecha versus la vieja izquierda. , Ministerio de Economía y Hacienda, pág. 97.