Sanidad.
Todos los países occidentales viven un proceso de reforma sanitaria importante. Las reformas de los sistemas sanitarios públicos son difíciles técnica y políticamente. Existe la tendencia generalizada de que el mejor sistema resulta de una cuidadosa combinación de los dos actualmente existentes: el inglés, fundamentalmente público y financiado con impuestos, y el norteamericano, fundamentalmente privado y financiado mediante compañías de seguros. Todos los sistemas pretenden tener en común la satisfacción de haberse acercado a la consecución del objetivo "salud para todos"; pero también comparten en la actualidad las consecuencias económicas de esos pretendidos logros; la mentalidad de mercado de la sociedad actual ve a la salud como un bien cuyo mantenimiento es caro, y aporta soluciones como el pago directo en metálico por parte del usuario por las atenciones recibidas o la limitación de la protección y la cobertura. La preocupación económica ha llevado a todos los países a cuestionarse la eficiencia de su respectivo sistema. En Inglaterra discuten un sistema público financiado con impuestos y administrado por funcionarios; en los Estados Unidos hablan de un sistema que se financia con los seguros privados, y se gestiona por instituciones privadas; y en España, aunque existen organizaciones privadas, domina el sector público.