Un estudio reciente de Vesna Vlaisavljevic (UB Business School), Bart Van Looy (KU Leuven), Marcelina Grabowska (JRC- Comisión Europea), Catherine Lecocq (Ghent University) y Koenraad Debackere (KU Leuven) examina el crecimiento de clústeres biotecnológicos en todo el mundo desde 1978 hasta 2015. Esta investigación, denominada “Growth of biotech clusters through several decades through pioneering, variety and entrepreneurial science”, publicada en la prestigiosa revista Nature Biotech, destaca como la biotecnología ha pasado de la ciencia fundamental a varias aplicaciones, incluyendo la farmacéutica, la agricultura y los materiales, creando así un impacto económico significativo.
El estudio utiliza un conjunto de datos exhaustivo que incluye solicitudes de patentes triádicas y publicaciones científicas relacionadas con la biotecnología. Los autores encontraron que los clústeres biotecnológicos de éxito se caracterizan por altos niveles de investigación científica, actividad emprendedora y redes sociales robustas. Estos clústeres no solo se benefician de empresas privadas y emprendedores, sino que también dependen significativamente de las contribuciones de las universidades y las organizaciones públicas de investigación.
El análisis revela que la evolución de los clústeres biotecnológicos durante un periodo de casi 40 años todavía muestra una fuerte concentración geográfica. Los tres grupos más grandes, el sur de Kanto (Tokyo), el norte de California y Massachusetts, representan una parte significativa de la actividad mundial de patentes biotecnológicas. Curiosamente, el estudio indica que mientras Norteamérica ha dominado históricamente las solicitudes de patentes, las proporciones entre regiones están empezando a converger a causa de los procesos de difusión y captación.
Un hallazgo clave es el impacto duradero de las primeras inversiones en biotecnología, puesto que las regiones que fueron pioneras en la industria continúan demostrando un fuerte rendimiento tecnológico décadas más tarde. La contribución de las empresas a la innovación regional es estadísticamente significativa, pero la presencia de una empresa de anclaje dominante no es esencial para el éxito del clúster. En cambio, las regiones se benefician de una gama diversa de actores orientados al mercado y sus esfuerzos de colaboración.
El estudio destaca además que tanto la cantidad como la calidad de la producción científica son cruciales para el rendimiento tecnológico regional. Hay que destacar que las colaboraciones que se extienden más allá de las fronteras locales, tanto en tecnología como en ciencia, tienen un impacto positivo más sustancial en la capacidad de innovación de una región que las interacciones puramente locales.
En conclusión, la investigación subraya la necesidad que las regiones, especialmente aquellas que carecen de grandes empresas, se centren en el fomento de un ecosistema científico vibrante, interconectado y emprendedor. Este enfoque facilitará el crecimiento sostenible de la biotecnología y contribuirá al reconocimiento de los sistemas de innovación regionales a escala mundial.