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La
evolución del número de individuos de las poblaciones animales
funciona como en un modelo contable. Ello significa que está en función
de unas salidas y unas entradas, es decir, de la mortalidad y de la
incorporación de nuevos individuos. Asimismo, este último factor
depende de la productividad. Si
tenemos una población de águilas cerrada, es decir, que no recibe
individuos de fuera y los de la población no se van, la evolución del
número de parejas adultas que ocupan territorios dependerá de si los jóvenes
que nacen (productividad) y que llegan a la edad adulta son suficientes para
compensar la muerte de adultos (mortalidad
adulta). En el caso del águila-azor perdicera, los jóvenes tardan tres años en poderse incorporar a la población adulta y durante este período sufren una elevada mortalidad (mortalidad preadulta). |
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