Algunas
de las recomendaciones que los niños y niñas de la escuela El
Turó citan en su trabajo son las siguientes:
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Deben
protegerse los nidos y los espacios naturales en donde viven las
águilas, e impedir que sus territorios se transformen
irreversiblemente.
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Es
necesario que los cazadores respeten la normativa de caza y que
se sensibilicen de la importancia de preservar el águila
perdicera y sus presas.
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Es
preciso que se lleven a cabo trabajos para mejorar las
poblaciones de conejo y perdiz, que son el principal alimento de
las águilas.
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Para
evitar la electrocución y colisión con tendidos eléctricos,
es necesario que éstos no se instalen en los lugares en donde
viven o por donde vuelan habitualmente las águilas.
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Los
parques eólicos deben situarse en zonas alejadas de las áreas
en donde las águilas crían o pasan para ir a cazar.
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