Un estudio internacional en el que participan expertos de la UB destaca que el resveratrol de los alimentos repercute poco en la salud

Todo apunta a que el consumo de resveratrol —una sustancia del grupo de los polifenoles que se encuentra principalmente en productos derivados de la uva como el vino tinto y también, en menor cantidad, en el chocolate y las frutas del bosque— no reduce la mortalidad ni las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer en personas de edad avanzada. Así se deriva de un estudio internacional en que han participado las profesoras Cristina Andrés Lacueva y Mireia Urpí Sardà, del Departamento de Nutrición y Bromatología de la UB. El trabajo, publicado en la revista JAMA Internal Medicine, destaca que el consumo de resveratrol procedente de alimentos no se encuentra relacionado con la disminución de la mortalidad, a diferencia de los resultados de estudios anteriores, que ligaban los suplementos de resveratrol con efectos antioxidantes, antiinflamatorios y anticancerígenos.

Todo apunta a que el consumo de resveratrol —una sustancia del grupo de los polifenoles que se encuentra principalmente en productos derivados de la uva como el vino tinto y también, en menor cantidad, en el chocolate y las frutas del bosque— no reduce la mortalidad ni las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer en personas de edad avanzada. Así se deriva de un estudio internacional en que han participado las profesoras Cristina Andrés Lacueva y Mireia Urpí Sardà, del Departamento de Nutrición y Bromatología de la UB. El trabajo, publicado en la revista JAMA Internal Medicine, destaca que el consumo de resveratrol procedente de alimentos no se encuentra relacionado con la disminución de la mortalidad, a diferencia de los resultados de estudios anteriores, que ligaban los suplementos de resveratrol con efectos antioxidantes, antiinflamatorios y anticancerígenos.
Los polifenoles son unos compuestos de origen vegetal que se encuentran en el vino; pero también en frutas, hortalizas, café, té, frutos secos, legumbres y cereales. El nuevo estudio, de carácter observacional y enmarcado en el proyecto InChianti, se basa en el seguimiento durante nueve años de una muestra poblacional de 783 hombres y mujeres con más de 65 años, residentes en las ciudades de Greve y Bagno, en la Toscana italiana. Los participantes no tenían ninguna dieta asignada; pero se trata de una zona donde el consumo de vino tinto, una especialidad de la región, es habitual.