El radón tiene varias aplicaciones en las ciencias de la tierra porque se puede medir con precisión en el suelo, el agua y el aire. Se trata de un gas noble radiactivo que resulta de la desintegración del uranio y el torio, presentes en casi todos los tipos de rocas y suelos. Hay tres isótopos naturales del radón; 222Rn, 220Rn y 219Rn con una semivida de 3,82 días, 55,6 s y 3,96 s, que se derivan de las series de desintegración 238U, 232Th y 235U, respectivamente. El radón se puede mover con bastante libertad a través de medios porosos como el suelo o la roca fracturada, se puede incorporar a los flujos de agua subterránea porque es soluble en el agua, puede migrar a distancias importantes dentro de la tierra y la atmósfera, además de entrar en edificios y acumularse en el interior. La dinámica del radón del suelo viene dada por el equilibrio entre los procesos de generación y transporte a través de la matriz porosa del suelo.

Objetivos

  1. ayudar a conocer el grado de actividad de zonas donde el gas o el agua del suelo pueden fluir a mayor velocidad y transportar el gas radón como, por ejemplo, zonas de fracturas potencialmente sismogénicas y/o con termalismo. Hemos realizado estudios en la falla de Amer, de La Maladeta y la falla de Alhama de Murcia.
  2. conocer los niveles de radón que se concentran en los edificios como medida de protección radiológica, sobre todo en zonas de litologías con elevadas concentraciones de radio. Hemos participado en el proyecto 10×10 km de medida de radón en el interior de viviendas, y en el proyecto de inclusión en el Código Técnico de Edificación (CTE) de medidas de protección contra el radón en los edificios.

Col·laboracions

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