Estudios epidemiológicos
 

 

 

Inicialmente la epidemiología se ocupaba del estudio de la frecuencia y la distribución de las enfermedades en diferentes poblaciones (Lilienfeld y Lilienfeld, 1980), pero actualmente se cuentan también entre sus objetivos el estudio de los factores implicados en la promoción de la salud y en la aparición de la enfermedad (Gálvez, 1993). En consecuencia, el foco de atención directa de la epidemiología no es el individuo sino la población (Chorot, Pérez-Llantada y Sandín, 1995; Del Rey Calero, 1980; Vázquez-Barquero, 1993).

Uno de los procedimientos más utilizados para la obtención de información epidemiológica consta de dos fases (Vázquez-Barquero, 1993). En una primera fase se utilizan diferentes procedimientos de selección para intentar diferenciar en la población los sujetos probablemente sanos de los sujetos probablemente enfermos. Para ello pueden utilizarse entrevistas estructuradas o semiestructuradas como: Clinical Interview Schedule (Goldberg et al., 1970), Diagnostic Interview Schedule (Robins et al., 1981), Present State Examination (Wing, Cooper y Sartorius, 1974); o bien cuestionarios como: General Health Questionnaire (Goldberg, 1972), o Symptom Check List 90 (Derogatis, 1975). En la segunda fase se establecen criterios definitivos de morbilidad sobre la base de la evaluación de un equipo de expertos o de otro tipo de pruebas complementarias. Otra alternativa, que no requiere recoger directamente la información de los afectados, consiste en acudir a registros de distintos tipos (p.ej. estadísticas de los servicios sanitarios), o en obtener la información necesaria a través de informantes clave como pueden ser los médicos generales (Arévalo y Vizcarro, 1990).

Chorot, Pérez-Llantada y Sandín (1995) distinguen, en función de sus objetivos, tres tipos de estudios epidemiológicos: descriptivos, analíticos y experimentales. Los estudios epidemiológicos descriptivos tienen como finalidad evaluar la distribución de los trastornos en una población determinada. Las variables en función de las cuales se observan las variaciones en esta distribución pueden ser variables del sujeto, del tiempo y del lugar. En relación con el factor tiempo los estudios epidemiológicos se ocupan de problemas tales como si un trastorno determinado presenta variaciones en función de diferentes momentos históricos, cíclicas, estacionales, etc. En relación con el lugar se estudian factores como la zona geográfica (urbana o rural, p.ej.), la latitud , el clima, u otras variables ambientales. Respecto a las características de las personas, se estudia la distribución de los trastornos en función de características como la edad, el sexo, el grupo étnico, religioso o cultural, el nivel ocupacional, el estatus socio-económico, etc.

El elemento básico de medida es la tasa, es decir, la proporción de casos de una población determinada en un período de tiempo definido. Cuando esta tasa se refiere a casos nuevos se habla de incidencia, y el período de tiempo que comprende suele ser de un año. La prevalencia es la tasa total de casos acumulados, pudiendo distinguirse la prevalencia puntual (correspondiente al momento en que se realiza el estudio), la prevalencia de período (correspondiente a intervalo de tiempo que suele ser de seis meses o un año), y la prevalencia vital (que se refiere a los sujetos de una población que han tenido algún episodio de la enfermedad en algún momento de su vida). En trastornos agudos las tasas de incidencia y prevalencia para el mismo período son muy similares, mientras que en trastornos crónicos la tasa de prevalencia es superior a la de incidencia.

La epidemiología analítica se centra en el estudio de los factores de riesgo que influyen en la mayor incidencia que se observa en algunos grupos de la población. Entre los factores de riesgo se distinguen habitualmente los concomitantes (clase social, raza, etc.), que coexisten con la enfermedad, los factores predisponentes (genéticos, pre y perinatales, y experiencias tempranas infantiles), relacionados con un riesgo aumentado de sufrir un trastorno determinado a lo largo del desarrollo de un individuo, y los factores precipitantes (situaciones traumáticas de estrés, sucesos vitales), que operan inmediatamente antes de manifestarse el trastorno. El conocimiento de estos factores de riesgo permite realizar estimaciones como la expectativa de riesgo, que se refiere a la probabilidad de un individuo de sufrir un trastorno dado.

La epidemiología experimental, finalmente, se vale normalmente de los denominados "experimentos naturales", es decir, compara grupos de sujetos expuestos a un agente ambiental determinado con otros que no han sido expuestos a ese agente (son por tanto estudios cuasi-experimentales). Garrido (1993) clasifica también entre los estudios epidemiológicos experimentales aquellas investigaciones destinadas a evaluar la efectividad de las acciones sanitarias: ensayos clínicos para probar la eficacia de un nuevo tratamiento o medida preventiva, o ensayos comunitarios para constatar la eficacia de un programa de intervención concreto. Los ensayos clínicos se realizan habitualmente en medios hospitalarios o ambulatorios, en cambio los ensayos comunitarios se llevan a cabo normalmente en la comunidad.

La epidemiología descriptiva se vale principalmente de métodos retrospectivos y transversales de obtención de información, mientras que la epidemiología experimental suele utilizar en mayor medida métodos longitudinales. La epidemiología analítica también utiliza en mayor grado métodos longitudinales, aunque los transversales y retrospectivos pueden ser útiles para construir hipótesis iniciales. La utilización aislada o conjunta de estos métodos da lugar a tres tipos de diseños epidemiológicos básicos (Pogue-Geile y Harrow, 1984): diseños de muestreo de caso control, diseños de cohortes y diseños consanguíneos o genéticos.

En los diseños de muestreo de caso control se compara un grupo de sujetos diagnosticados con un grupo de control (sujetos con otro diagnóstico distinto o normales) respecto a alguna variable de interés. Pueden distinguirse cuatro tipos de diseños de muestro de caso control: de evaluación transversal, de evaluación retrospectiva, de seguimiento retrospectivo y de seguimiento prospectivo. En el diseño de evaluación transversal se evalúan simultáneamente el grupo de casos y el grupo control, con la finalidad de identificar características clínicas de un trastorno. En la evaluación retrospectiva se persigue identificar los antecedentes de un trastorno, para ello se estudian las características de los sujetos anteriores al momento en que se desarrolló el trastorno. En el seguimiento retrospectivo el objetivo suele ser describir y predecir el curso de un trastorno. Los sujetos se diagnostican retrospectivamente a partir de las historias clínicas, siendo a continuación localizados y evaluados en las características que se desee investigar. En el seguimiento prospectivo los sujetos son estudiados durante períodos de tiempo prefijados, siendo también su finalidad más frecuente la de investigar el curso de un trastorno.

Los diseños de cohorte consisten en estudiar dos grupos de sujetos, sin el trastorno que se pretende estudiar y expuestos de manera diferencial a algún factor de riesgo para ese trastorno. Ambos grupos son seguidos en el tiempo, intentando comprobar si el grupo cohorte (expuesto al factor de riesgo) desarrolla más conductas patológicas que el grupo control. Este sería propiamente un diseño de cohorte prospectivo; pero es posible también realizar un estudio retrospectivo mediante el diseño de cohorte, para ello se seleccionan las cohortes en un momento dado en función de su exposición en el pasado a determinados factores de riesgo, y se estudia a continuación la aparición de conductas patológicas desde aquel momento hasta el presente.

En los diseños consanguíneos o genéticos se incluye, además del grupo de casos y de controles, un grupo de familiares de los casos, con la finalidad de investigar la influencia genética sobre un trastorno. Existen tres tipos principales de diseños consanguíneos: los estudios familiares, los estudios con gemelos y los estudios de adopción. En los estudios familiares se compara el número de casos diagnósticados que se encuentran entre los familiares del grupo de pacientes con el de los familiares del grupo de controles. En los estudios con gemelos se comparan los porcentajes de concordancia, respecto a la presencia de algún trastorno, entre gemelos univitelinos y gemelos bivitelinos, lo que permite realizar inferencias sobre el grado de heredabilidad del trastorno. Las variaciones que pueden realizarse sobre este tipo de diseño son grandes; por ejemplo, Segal (1990) describe hasta diez tipos de diseños con gemelos.

En los estudios de adopción el grupo de casos está formado por sujetos adoptados cuyos padres biológicos presentan un trastorno.

Entre las funciones que pueden cumplir los estudios epidemiológicos Arévalo y Vizcarro (1990) destacan su utilidad para describir la historia natual de los trastornos, y para proporcionar directrices y establecer prioridades para la administración y planificación de los servicios de salud. Mediante la investigación epidemiológica es posible conocer la duración y la probabilidad de ocurrencia de distintos cursos evolutivos en función de diversas variables, así como estimar las necesidades de salud de la población, la demanda existente, la utilización actual de servicios, la relación entre coste y eficacia y la identificación de grupos de riesgo a los que dirigir los programas adecuados.

Los mismos autores (Arévalo y Vizcarro, 1990) señalan también algunos problemas asociados habitualmente a la investigación epidemiológica. Uno de ellos es que, a diferencia de otras enfermedades como las infecciosas, las enfermedades mentales no son de declaración obligatoria, lo cual dificulta la identificación de las personas afectadas. Otros problemas vienen dados por el curso característico de los trastornos mentales, encontrándose en la mayoría de ellos rasgos como la intermitencia, la larga duración de la etapa premórbida, diferentes formas de aparición, etc. Además, el estigma asociado todavía hoy a los trastornos mentales hace que, si la información es obtenida directamente de la población, haya una alta frecuencia de falsos negativos.

Algunos ejemplos de la aplicación de los métodos epidemiológicos en psicopatología vienen dados por estudios como los de Bradbury y Miller (1985) o Dalén (1991), que muestran un aumento del riesgo de padecer esquizofrenia en los individuos nacidos durante los meses de invierno. Otros estudios epidemiológicos sugieren que esta relación puede estar mediada por infecciones que sufrirían las madres durante el segundo trimestre del embarazo (Mednick et al, 1988). En el ámbito del estudio de factores de riesgo se han realizado investigaciones epidemiológicas como las de Paykel (1994) y Day, Zubin y Steinhauer (1987), que muestran la importancia de determinados sucesos vitales para el desencadenamiento de episodios depresivos y esquizofrénicos.