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Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos

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Percepción de riesgo de transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en estudiantes universitarios
R. Bayés, S. Pastells, A. Tuldrà
Fuente: Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, 39 / 1996


 

Nota: Deseamos manifestar nuestro agradecimiento a Deborah París por la ayuda prestada en el diseño y confección material de los cuestionarios. Copia de los mismos pueden obtenerse solicitándolos al primer autor.

Correspondencia: Dr. R. Bayés
Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Barcelona
Apartado 29
08193 Bellaterra (Barcelona)

 

 RESUMEN

El presente trabajo es continuación de otro (Bayés, Pastells, Tuldrà, 1995) publicado en esta misma revista con anterioridad. Nuestro objetivo ha sido profundizar un poco más en el estudio de la percepción del riesgo de infección por VIH que poseen los estudiantes de nuestra Universidad Los resultados obtenidos muestran que mientras que la percepción de riesgo es elevada en la práctica de relaciones heterosexuales esporádicas, la misma es baja cuando éstas se llevan a cabo con parejas estables aunque las mismas se hayan consolidado hace pocas semanas o meses, y aun cuando, normalmente, no exista garantía alguna de que, en el momento de iniciarse la relación, los dos miembros fuesen seronegativos al VIH. A pesar de que el comportamiento sexual de la mayoría de nuestra juventud es conservador, de hecho, la monogamia serial que parece ser norma en, aproximadamente, una cuarta parte de ella, ofrece a sus practicantes una falsa sensación de protección que, en el futuro, puede facilitar considerablemente la difusión del VIH. Por otra parte, en el caso de una infidelidad esporádica, es elevado el porcentaje de personas que no confesaría dicha infidelidad a su pareja estable y que, hipotéticamente, la expondría, de esta forma, a una posible infección.

Palabras clave: Comportamiento heterosexual. Percepción de riesgo al VIH. Monogamia serial. Infidelidad.

 

SUMMARY

The aim of our work is to study the AIDS risk perception in different heterosexual situations among the students at University level. Our results show that in sporadic heterosexual relations, the AIDS risk perception is high. On the contrary, this risk perception is very low in apparently stable -but very short- relations. The "serial monogamy" and the infidelity are high risk practices in the 25 % of our youngsters in an AIDS world.

Keywords: Heterosexual behaviour. AIDS. Risk perception. Serial monogamy. Infidelity.

 

 INTRODUCCION

España es, en el momento de redactar estas líneas, el primer país de Europa en casos de SIDA por millón de habitantes. De acuerdo con los datos de que disponemos parece que la mayoría de infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se están produciendo, entre nosotros, en los jóvenes de 17 a 25 años (1). En España, el SIDA es ya la primera causa de muerte entre varones de 25 a 34 años y la tercera entre mujeres de esta misma edad (2).

Aun cuando los datos obtenidos en investigaciones llevadas a cabo, con muestras representativas de la población en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos (3, 4, 5), sobre el comportamiento sexual de los jóvenes, muestran que la frecuencia y características de dicho comportamiento son posiblemente más conservadores de lo que se pensaba, y que la multiplicidad y cambios de pareja, por ejemplo, sólo afectan, aproximadamente, a un 25 % de la población juvenil de dichos países, no es menos cierto que esta "minoría" abarca a miles de jóvenes que, en este momento y en un próximo futuro, pueden encontrarse en peligro, debido a su estilo de vida, de infectarse con el VIH.

En la actualidad, la probabilidad de encontrar en España una pareja heterosexual portadora del VIH es todavía baja entre los no usuarios de drogas por vía parenteral, pero el ritmo de crecimiento de los casos de SIDA debidos a transmisión heterosexual es constante y, por ello, es posible que dentro de una o dos décadas pueda entrarse de nuevo en una fase de rápida expansión del VIH entre los jóvenes que practican la denominada monogamia serial (I, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12). Por tanto, sin bajar la guardia ante las otras formas de transmisión, es urgente que centremos gran parte de nuestros esfuerzos en la investigación y mejor conocimiento de los comportamientos heterosexuales de nuestros adolescentes y jóvenes no usuarios de drogas por vía parenteral, como paso previo para llevar a cabo intervenciones preventivas y programas sistemáticos de educación para la salud susceptibles de ayudarles a cambiar sus comportamientos de riesgo.

McLean, Boulton, Brookes et al. (13), por otra parte, nos muestran que el fenómeno de la monogamia serial no es exclusivo de las prácticas heterosexuales sino que también aparece en el seno de la comunidad homosexual y puede considerarse, por tanto, como una característica del tipo de relaciones sexuales que mantienen muchos jóvenes de nuestra cultura occidental, con independencia de si la misma tiene lugar con parejas del mismo o de distinto sexo. Algunos de los resultados más interesantes ofrecidos por estos autores y que corresponden a una investigación llevada a cabo con 310 homosexuales británicos que el año anterior a la entrevista habían mantenido coitos no protegidos, son, a nuestro juicio, los siguientes:

  1. Dos tercios de los sujetos que desconocen la serología al VIH de sus parejas estables, perciben como seguro realizar un coito no protegido con ellas. En otras palabras, definir a una persona como pareja estable parece implicar la percepción de que mantener con ella un coito no protegido carece de riesgo.
  2. La intensidad de implicación emocional con la pareja -estar enamorado de ella- parece ser el factor más importante para explicar las altas tasas de relaciones coitales no protegidas.

Del trabajo de McLean et al. se deduce una importante conclusión de tipo práctico: Si se desea incrementar el uso del preservativo entre las parejas estables de serología desconocida -o con alguna posible y peligrosa esporádica infidelidad- el énfasis no debe ponerse tanto en su erotización -estrategia posiblemente útil con las parejas mercantiles- como en el hecho de que el preservativo constituye un medio para poder establecer una comunicación íntima que demuestre sensibilidad hacia el cuidado y protección de la pareja. En todo caso, la educación sanitaria debería tener muy en cuenta que la implicación afectiva con otra persona suele conllevar la falsa percepción del alejamiento del riesgo.

Son asimismo interesantes, desde el punto de vista de la falsa sensación de seguridad que proporciona el hecho de considerar a una pareja como estable, los resultados obtenidos por Van Oss, Gómez y Hearst (14) con poblaciones heterosexuales de origen hispano y blancos no hispanos de Estados Unidos, los cuales muestran que, entre las personas que tienen múltiples parejas, aproximadamente la mitad de ellas usa siempre el preservativo con sus parejas secundarias pero que sólo entre un 8 y un 20% los usa con sus parejas estables. Como señalan los autores, "muchas parejas no ven la necesidad de prevenir enfermedades en una relación presumiblemente monógama, y la introducción de preservativos suscitaría el problema de la fidelidad, lo cual podría ser emocionalmente traumático para el otro miembro de la pareja o poner en peligro la relación".

En cuanto a la posibilidad de que bastantes sujetos de ambos sexos mientan para obtener una relación sexual, Cochran y Mays (15), en una investigación llevada a cabo en California con 422 estudiantes sexualmente activos de 18 a 25 años, encuentran que a la pregunta "¿Has mentido para conseguir una relación sexual?" un 34% de hombres y un 10% de mujeres contestaron afirmativamente; a: "¿Has mantenido relaciones con más de una pareja?" 32% de hombres y un 23% de mujeres respondieron afirmativamente; y, finalmente, a: "¿Revelarías un único episodio de infidelidad sexual?", el 43% de hombres y el 34% de mujeres dieron respuestas negativas y más de un 30% se manifestaron dudosos. Estos últimos porcentajes son muy parecidos a los obtenidos por Bayés et al. (6) con estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona: 43% de hombres y 22% de mujeres manifiestan que no confesarían a su pareja estable un episodio esporádico de infidelidad.

Si tenemos en cuenta que la monogamia sin protección sólo confiere una seguridad absoluta si se cumplen tres condiciones: a) que en el momento de iniciarse la relación ninguno de los dos miembros se encuentre infectado; b) que la fidelidad, a partir de este momento, sea absoluta; y c) que ninguno de los dos miembros de la pareja comparta material de inyección con otra persona, no hay duda de que el tipo de monogamia serial que suele practicar una parte de nuestra juventud ofrece nulas o muy escasas garantías contra la difusión de la pandemia del SIDA (1).

El objetivo del presente trabajo ha sido doble: A) Por una parte, averiguar si el comportamiento sexual de nuestros estudiantes universitarios sigue las pautas occidentales (3, 4, 5); y B) Conocer su percepción de riesgo ante tres situaciones diferentes: a) un "ligue" esporádico; b) una relación estable de corta duración; y c) un caso de infidelidad excepcional en el seno de una pareja monógama de larga duración.


MATERIAL Y MÉTODO

Han participado 468 alumnos de la Universidad Autónoma de Barcelona (Curso 1994-95) de primer y segundo curso de las Facultades de Psicología, Derecho y Medicina. El 26% eran hombres y el 74% mujeres. El 87% tenía 20 años o menos; el 9% de 21 a 25 años, y un 4% 26 años o más.

El cuestionario administrado era sencillo y rápido de contestar (unos 10 minutos) y estaba confeccionado de forma que permitiera cierta intimidad al señalar las respuestas elegidas (6).

Se presentaban las tres historias que se reproducen en el texto y los estudiantes debían elegir una respuesta tratando de identificarse con la que creyeran que hubiera sido su actuación de ser ellos/ellas los/las protagonistas de la historia. Posteriormente, se trataba de averiguar si al llevar a cabo su elección habían tenido en cuenta la posibilidad de una infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Con el fin de facilitar esta identificación, las tres historias se encontraban redactadas con protagonista masculino o femenino en función del sexo de la persona que contestaba, siendo idénticas en todos los demás puntos. En el presente trabajo sólo reproducimos la versión masculina, a efectos exclusivamente de simplicidad, pero las respuestas femeninas que se incluyen se refieren al texto con protagonista femenino. A continuación reproducimos el contenido de las tres historias y las preguntas que se formulaban a continuación:

Historia 1

Es sábado por la noche y Juan se ha reunido con sus compañeros de curso para celebrar el fin de los exámenes. Después de cenar, van todos a una discoteca de moda donde bailan y toman algunas copas. Todos están eufóricos.

En un momento dado, se acerca a Juan una chica desconocida que no ha parado de mirarlo en toda la noche y que él encuentra atractiva. Hablan y ríen un buen rato y, finalmente, deciden ir al apartamento donde vive Juan ya que aquella noche se encuentra vacío.

En pleno apasionamiento, se dan cuenta de que no tienen preservativos.

A. ¿Qué crees que harías si tú fueses Juan?

  1. Continuaría
  2. No seguiría. Otro día será
  3. Seguiría, pero sin penetración
  4. Continuaría con penetración pero sin eyaculación (coitus interruptus)
  5. Continuaría pero sólo con penetración anal

Historia 2

Carlos salía con Eva desde hacía un año pero al final lo dejaron. Dos meses más tarde empezó a salir con Carmen. Desde hace tres meses mantienen una relación estable y los dos están satisfechos con ella. A pesar de todo, no hacen planes para el futuro. Ambos han vivido diferentes relaciones efectivas y han aprendido que no deben hacerse planes prematuramente.

Este fin de semana un amigo les ha dejado una casita aislada en el campo. Se presentan dos días maravillosos.

Llega la noche. Después de una cena romántica se van al dormitorio y en pleno apasionamiento se dan cuenta que han olvidado los preservativos... los buscan por toda la casa pero no los encuentran.

A. ¿Qué crees que harías si tú fueses Carlos?

  1. Continuaría
  2. No seguiría. Otro día será
  3. Seguiría, pero sin penetración
  4. Continuaría con penetración pero sin eyaculación (coitus interruptus)
  5. Continuaría pero sólo con penetración anal.

Historia 3

Luis y María salen juntos desde que tenían diecisiete años. Ahora ya tienen veinticinco y hace dos que están casados. Se casaron pronto porque los padres de Luis les regalaron un apartamento y se sentían muy seguros del cariño que mutuamente se profesaban. De todas formas, piensan que todavía son muy jóvenes para pensar en tener hijos y, por esto, María toma la píldora anticonceptiva.

El sábado último, Luis asistió a la despedida de soltero de su mejor amigo. Fue una noche de locura y alcohol y él se sentía muy desinhibido. Tanto que, sin apenas darse cuenta, se encontró manteniendo relaciones sexuales sin ningún tipo de protección con una muchacha desconocida.

Ahora no sabe que hacer...

A. ¿ Qué crees que harías tú si fueses Luis?

  1. Creo que se lo diría a María
  2. Creo que no se lo diría a María

Tras cada una de las preguntas que seguían a cada historia se efectuaban dos nuevas preguntas:

B. Cuando has contestado a la pregunta anterior; ¿has pensado en el SIDA?

C Desde el punto de vista de la posible transmisión del virus del SIDA ¿qué grado de riesgo crees que tiene la protagonista de la historia?

Después de llevar a cabo una prueba piloto en la que se observó que algunas personas, al llegar a las preguntas en las que se mencionaba el SIDA, rectificaban las opciones que habían elegido al principio del cuestionario, se dividió su administración en dos partes, facilitándose la segunda en el momento de entregar la primera cumplimentada (6). El cuestionario era rigurosamente anónimo pero un código claramente arbitrario permitía identificar, posteriormente, las primeras y segundas partes que correspondían a la misma persona.

Los investigadores entraban en el aula cuando faltaban unos 20 minutos para terminar una clase normal tras haberse puesto previamente de acuerdo con el profesor que la impartía. El primero de los autores se dirigía a los estudiantes exponiéndoles la importancia de la investigación sobre comportamiento sexual que se estaba llevando a cabo en la Universidad, sin nombrar en ningún momento la infección por VIH/SIDA, y solicitaba su colaboración mencionando que la misma sólo les supondría unos minutos. También indicaba que si alguien no deseaba contestar el cuestionario anónimo que se facilitaría a continuación, podía marcharse o devolverlo en blanco. Pedía que no se comentaran los contenidos y posibles respuestas con los compañeros y se cuidaba que no se produjera interacción entre ellos. A medida que los estudiantes iban terminando de cumplimentar los cuestionarios los entregaban a uno de los autores y abandonaban el aula.

Nos gustaría señalar con satisfacción la seriedad, independencia y aparente motivación con que los estudiantes participaron en el trabajo.


RESULTADOS

Con respecto al comportamiento sexual de las personas que han contestado el cuestionario, los datos encontrados son los que constan en la Tabla l.

 

TABLA 1
NUMERO DE PAREJAS SEXUALES EN
UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES

 

%

 

Hombres (N=109)

Mujeres (N=313)

No ha mantenido relaciones sexuales

38

61

Una pareja

26

28

Dos parejas

16

5

Tres parejas o más

20

6

 En cuanto al uso del preservativo por parte de los individuos sexualmente activos los resultados son los que muestra la Tabla 2.

 

TABLA 2
FRECUENCIA DEL USO DEL PRESERVATIVO
EN UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES SEXUALMENTE ACTIVOS

 

%

 

Hombres (N=68)

Mujeres (N=122)

Siempre

45

47

Ocasionalmente

43

42

Nunca

12

11

Si analizamos la frecuencia del uso del preservativo en función del número de parejas, los datos hallados son los que muestra la Tabla 3.

 

TABLA 3
FRECUENCIA DEL USO DEL PRESERVATIVO
EN FUNCION DEL NUMERO DE PAREJAS
HABIDAS, EN UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES

 

%

 

Hombres (N=68)

Mujeres (N=122)

 

Siempre

Ocasión. o nunca

Siempre

Ocasión. o nunca

1 pareja

57

43

55

45

2 parejas

39

61

31

69

3 ó más parejas

36

64

30

70

En cuanto al comportamiento considerado como más probable en las tres historias planteadas, los resultados pueden observarse en las Tablas 4 y 5.

 

TABLA 4
¿QUÉ CREES QUE HARÍAS SI TU FUESES
EL/LA PROTAGONISTA DE LAS HISTORIAS 1 Y 2?

 

%

 

Historia 1

Historia 2

 

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Continuaría

12

2

27

12

Continuaría sin penetración

71

48

59

65

No continuaría

17

50

14

23

Nota: Se han computado como "Continuaría" las respuestas "Continuaría", "Continuaría con penetración sin eyaculación (coitus interruptus)" y "Continuaría, pero sólo con penetración anal".

 

TABLA 5
¿QUE CREES QUE HARIAS SI TU FUESES
EL/LA PROTAGONISTA DE LA HISTORIA 3?

 

%

 

Hombres

Mujeres

Se lo diría a mi pareja

62

80

No se lo diría

38

20

Finalmente, las Tablas 6 y 7 nos indican la percepción de riesgo ante el SIDA en las diferentes situaciones y el grado de riesgo que se asigna a cada situación.

 

TABLA 6
CUANDO HAS CONTESTADO A LAS PREGUNTAS
ANTERIORES, ¿HAS PENSADO EN EL SIDA?

 

%

 

Historia 1

Historia 2

Historia 3

83

44

68

No

17

56

32

  

TABLA 7
DESDE EL PUNTO DE VISTA DE UNA POSIBLE TRANSMISION
DEL VIRUS DEL SIDA, ¿QUÉ GRADO DE RIESGO CREES QUE TIENE
EL/LA PROTAGONISTA DE LA HISTORIA?

 

%

 

Historia 1

Historia 2

Historia 3

Bajo

11

70

16

Alto

89

30

84

Nota: Se han computado como de riesgo "bajo" las respuestas "Nada" o "Un poco". Se han computado como de riesgo "Alto" las respuestas-. "Bastante", "Mucho" y "Muchísimo".

 

Desearíamos añadir que si en lugar de llevar a cabo un análisis global de los datos de los estudiantes pertenecientes a las tres carreras: Psicología, Medicina y Derecho, los analizáramos separadamente y los comparamos entre sí, podríamos comprobar tendencias similares en todos ellos por lo que consideramos que los mismos pueden probablemente generalizarse, sin demasiado temor a sesgos o errores, a todos los estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona de las mismas características en cuanto a edad y sexo.

 

DISCUSION

En lo que se refiere al comportamiento sexual, podemos observar que un sector importante de los universitarios es conservador desde un punto de vista sexual puesto que a los 20 años, más de un tercio de hombres y más de la mitad de las mujeres todavía no han experimentado el coito. Estos datos son bastante similares a los obtenidos en México (16). También allí y a diferencia de lo que ocurre en Canadá o Estados Unidos, existe mayor actividad genital en los hombres que en las mujeres. En líneas generales, nuestros resultados son, en parte similares a los obtenidos en las universidades de Salamanca y Navarra en las que aproximadamente la mitad de los universitarios tampoco había experimentado el coito (17) y a los que presenta un estudio llevado a cabo en Guipúzcoa con 876 mujeres de edad comprendidas entre los 16 y los 25 años escolarizadas y solteras (18). En dicha investigación se encontró que el 33,8% de mujeres había tenido experiencia coital en comparación con el 39% de nuestra investigación, diferencia fácilmente atribuible a que, en nuestro caso, la edad mínima era de 18 años.

Por otra parte, la multiplicidad de parejas sólo afecta a un tercio de los hombres y a un 10% de las mujeres, ya que muchos de los universitarios sexualmente activos sólo ha tenido relaciones sexuales completas con una sola pareja (Tabla l).

Estos datos, en nuestra opinión, siguen la tendencia de la juventud occidental antes mencionada (3, 49 5). Por ello, aunque no es de esperar que, en un próximo futuro, exista una expansión de la pandemia de una rapidez similar a la que ha afectado en el pasado a las comunidades homosexual y de usuarios de drogas, consideramos que existe un peligro inminente para, aproximadamente, la cuarta parte de los adolescentes y jóvenes heterosexuales españoles de edad comprendida entre los 16 y los 25 años.

En cuanto al uso del preservativo entre los individuos sexualmente activos, nos parece preocupante el hecho de que se aprecia usar tendencia a usar menos el preservativo entre los que han tenido un mayor número de parejas y, por tanto, se encuentran más expuestos a encontrar un compañero/a contagiado/a (Tabla 3). Esta tendencia, que también se observa en Estados Unidos (19), podría explicarse por el hecho de que han tenido numerosas experiencias placenteras -paradigma operante- sin consecuencias negativas posteriores, lo cual, lo mismo que en el caso de los malos conductores de automóvil sin multas ni accidentes, es sumamente peligroso para su seguridad futura y la de los otros conductores y peatones.

En cuanto a la identificación con los/as protagonistas de las historias propiamente dichas, los datos encontrados son coincidentes de los hallados con un menor número de alumnos y una sola Facultad, el año anterior (6). En efecto:

  1. Se aprecia un comportamiento diferencial entre hombres y mujeres ya que tanto en el caso del "ligue" esporádico como de la pareja estable existen muchos más hombres que mujeres que continuarían (Tabla 4).
  2. En el caso de pareja estable, aunque sea de sólo tres meses de duración, el número de personas -tanto hombres como mujeres que continuaría la relación se incrementa enormemente. Baja a la mitad el número de mujeres que interrumpiría la relación. De hecho, en esta situación, más de la mitad ni siquiera se plantea el problema del SIDA (Tabla 6) y el 70% la califica como de "bajo riesgo" (Tabla 7).
  3. Un porcentaje importante de personas que cometieran infidelidad -lo mismo que los estudiantes de California (5)- no se lo comunicaría a sus parejas aun cuando perciben que existe un alto riesgo de haberse contagiado (Tabla 7) y poder infectar a sus parejas estables.

No deja de ser curioso, y preocupante a la vez, que, desde el punto de vista de una posible infección por VIH, se considere más peligrosa una infidelidad esporádica (Historia 3) es decir, un único coito- que una exposición constante a una pareja estable de la que se desconoce su condición serológica al VIH.

Nuestros datos coinciden con la práctica de la denominada monogamia serial en los jóvenes occidentales (I, 10, 11), la cual confiere una falsa sensación de seguridad a sus practicantes, quienes no tienen en cuenta que la monogamia sólo es segura, desde el punto de vista de la transmisión del VIH, si: a) tiene una duración previa de 8/10 años o existen garantías de que no se encuentran infectados los componentes de la pareja en el momento de iniciarse la relación; y b) existe una fidelidad absoluta por parte de ambos miembros desde el momento de su constitución. En realidad, de estar infectado inadvertidamente uno de los miembros de la pareja debido a relaciones anteriores, la segunda historia es la que supondría posiblemente el mayor riesgo de transmisión del VIH debido a que la probabilidad de que una transmisión del virus tenga lugar debe multiplicarse por el número de coitos y en las Historias 1 y 3 existe un único episodio.

Podríamos establecer nuestras conclusiones de la forma siguiente:

  1. La mayoría de nuestra juventud heterosexual universitaria es conservadora desde un punto de vista sexual. Por tanto, estamos a tiempo todavía -lo mismo que en México (16)- de prevenir, a través de una educación sexual adecuada, la infección por VIH en una gran parte de ella.
  2. Podríamos cifrar en, aproximadamente, una cuarta parte de los jóvenes los que, en el momento presente, se encuentran expuestos al VIH, debido principalmente a su comportamiento de monogamia serial.
  3. Es preciso señalar que "tener pareja estable" no equivale necesariamente a "garantía de no infección". La monogamia sólo confiere seguridad si tiene una antigüedad de ocho años y ha existido una fidelidad absoluta por parte de ambos miembros de la pareja.
  4. Para las personas que no quieran la abstinencia sexual, el amor sin penetración o una monogamia sin resquicios -tras la garantía de un examen serológico negativo o la ausencia de prácticas sexuales peligrosas anteriores al comienzo de la relación- el único camino que ofrece garantías elevadas -aunque no absolutas- es el uso correcto y sistemático del preservativo.
  5. Es preciso señalar el alto riesgo que confieren las personas a un único episodio de coito no protegido con una persona de serología desconocida (Tabla 7). El VIH, afortunadamente, no es fácilmente transmisible y, como señala Romo (20), aun cuando debe insistirse en la necesidad de la adopción de comportamientos preventivos en la práctica de comportamientos de riesgo como el mencionado debido a la trascendencia de un posible contagio, es asimismo importante transmitir el mensaje de que aunque el SIDA es una enfermedad transmisible no es fácilmente transmisible con el fin de romper la imagen de "enfermedad de contagio muy fácil por el mero hecho del contacto o cercanía física" (p. 240), la cual puede conducir fácilmente a comportamientos de marginación.

 

BIBLIOGRAFIA

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  19. De Angelis T.: The threat of AIDS isn't spurring safer sex. The APA Monitor, Septiembre, 43, 1995.
  20. Romo I.: Representaciones sociales del SIDA desde la perspectiva de los prototipos. Tesis doctoral no publicada. San Sebastián: Universidad del País Vasco, 1996.