Durante los días del mundial de fútbol de 2012 un chico es asesinado en un estanque del parque Juan Carlos I de Madrid. Las pistas acercan a la comisaria María Ruiz a Santander, donde pocos días después es encontrado otro cuerpo en la playa de Oyambre. María, junto a su mentor Carlos, comienza a investigar la muerte de Alejandro Sánchez Gandarillas en Santander; mientras que sus compañeros, Esteban y Martín, con la ayuda de Tomás, policía experto en informática, investigan la de Samuel Gómez Pescador en Madrid. La relación entre los dos jóvenes es un tatuaje que representa una corona de espinas con tres gotas de sangre sobre unos dedos abiertos en posición de ofrenda. Además, Luna, periodista amigo de María, descubre que los dos chicos habían coincidido en un campamento en Burgos. Será en este campamento donde Samuel y Alejandro decidan sacar a la luz los abusos sexuales a los que habían sido sometidos por religiosos en sus colegios.
Tras el registro de la casa de Alejandro, María descubre una carpeta repleta de fotos en las que se muestran a diferentes adultos abusando del chico. Estas fotos llevarán, finalmente, a descubrir que en el colegio al que asistía Alejandro se habían detectado varios casos de abusos a menores por parte del padre Clemente, al cual habían destinado a Burgos para acallar el asunto.
María y Tomás se dirigen a Burgos para hablar con el religioso, pero mientras que María está allí se produce una explosión, producida por el asesino para borrar pruebas, en la que resulta levemente herida. La investigación llevará a María a hablar con su amigo Luna, junto con el que descubrirá que el único hombre de las fotos al que no habían podido identificar es un joven, Luis Ángel Humanes, violado hace años y con el que el periodista había hablado en los años setenta. Finalmente el asesino encuentra a María, quien ha descubierto el lugar donde Alejandro documentó los abusos sexuales y que es la casa natal del violador en Burgos, e intenta matarla, aunque esta consigue zafarse de él y finalmente es detenido.
La obra de Berna González Harbour hace hincapié en la crítica a los abusos llevados a acabo por religiosos y cómo la Iglesia acalla los casos acontecidos. La obra se cierra al encontrar un maletín repleto de papeles en los que aparecen de todos los nombres de curas pedófilos, que serán sacados a la luz justo antes de la llegada a Madrid del Papa Benedicto XVI.
GONZÁLEZ HARBOUR, Berna (2012). Verano en rojo. Barcelona: RBA, ISBN: 978-84-90-06256-2.
Novela
La única escena de violencia contra la mujer se encuentra cuando el asesino tiene retenida a María y la insulta llamándola puta. La violencia verbal, pasa a ser física, cuando el asesino intenta asfixiarla.
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El asesino de los dos jóvenes es el hermano Luis Ángel Humanes, joven que en los setenta había sufrido abusos sexuales por parte del padre Clemente, con el que ahora trabaja en Burgos. Entiende que para lavar su impureza debe traspasarla a los jóvenes Alejandro y Samuel, como aparece en un pasaje de la Biblia. Sin embargo, también teme su condena eterna, ya que los pedófilos no son perdonados y por ello quiere huir a Uruguay, donde le han concedido una plaza de profesor. Él es el responsable de la explosión producida en Burgos, donde hace estallar una moto, prueba de los asesinatos.