Albert Valera.
Dimensions variables. 2015.
Impresió 3D PLA.
Cuando recorres las calles de la Ciudad, bien cerca de las fachadas, puedes contemplar El rostro de la Arquitectura, donde los edificios se abocan a la vía pública; parece que puedas intuir parte del carácter tanto de sus habitantes como de sus constructores, percibiendo una manera de vivir y una época histórica.
Es en este recorrido entre arquitecturas y personas donde con una mirada que quiere rechazar la totalidad y centrarse en el fragmento, descubrimos nuevas relaciones formales entre las fachadas de los edificios . Donde el límite es a la vez frontera y nexo.
30/28-26. Quiere señalar una línea precisa, definida por el encuentro de dos fachadas contiguas.
Es una señal de un espacio que no llega a lugar y quiere invitar al espectador a enfrentarse a una línea que se encuentra en medio de dos lugares.
30/28-26 señala un punto preciso, real, una división que no revela su interior, como lo hace un portal, sino sólo lo señala, un lindar como la línea donde acaba un lugar y empieza otro.
La obra se compone por una línea marcada en azulete sobre un muro de hormigón, a la manera como lo hacen los albañiles para marcar una pared; esta línea está flanqueada por unas baldosas de cerámica que indican la numeración de dos edificios contiguos y reproduce a escala fielmente, mediante técnicas de captación y impresión 3d, el encuentro de las molduras de los zócalos de los dos edificios en este punto.
El aprovechamiento y la propiedad del espacio disponible han ido configurando un límite, una línea entre las diferentes construcciones. Esta frontera, que interiormente toma forma de superficie se manifiesta en el espacio público, en la calle, como una línea donde se separan y a la vez se unen los edificios.
Una línea que da continuidad a las arquitecturas y separa a las personas que los habitan.