MÍMICA

El torso desnudo de Lucian Freud, que acaba de morir

LucianFreud

es idéntico a la textura de la carne humana, tal como él la pintaba en sus cuadros. Es como si el pintor se hubiese inspirado en su propio cuerpo (mejor dicho, en la degradación de su cuerpo) para enseñar su propia decadencia, del mismo modo en que Francis Bacon parece retratar una y otra vez la fealdad de sus rasgos en sus cuadros. Pero quizá ha sido al revés: quizá Freud acabó por parecerse a los personajes de sus pinturas.

En el fondo, se trataría de una mímica (o mimetismo) pero en el sentido inverso, un autorretrato al revés: un modo de fundirse con la propia obra.

En realidad, en todo trabajo, si es espiritual, se corre este riesgo que consiste en invertir el sentido de la mimesis, lo que –sin duda– es una especie de portentosa enajenación.

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