Madrid

La condición de capital de Estado ha otorgado históricamente a Madrid un rol especial en el sistema de ciudades español. Por un lado, esta circunstancia ha favorecido una gran concentración de recursos económicos y financieros y por otro, un peso determinante en el ámbito político e institucional. Circunscribiéndose a las últimas décadas, la hegemonía política del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid desde el inicio de los años noventa y en la Comunidad de Madrid desde mediados de dicha década, definió un modelo de gobernanza muy característico y estable, aunque no exento de conflictos y contradicciones, que se extendió hasta 2015.

Durante la etapa de mayoría política popular se produjo una sólida alianza del bloque empresarial y financiero con el poder político. Sobre todo desde 1996, esta confluencia, alimentada además por las políticas del gobierno central, favoreció un crecimiento económico intenso y marcadamente especulativo. Madrid fue uno de los territorios en los que la burbuja inmobiliaria alcanzó mayores dimensiones y, de hecho, tanto el sector financiero como el de la construcción ocuparon un papel determinante en su economía. En cuanto a las políticas sociales, su evolución puede definirse como decididamente neoliberal. Un buen ejemplo de ello fue la decisión estratégica de sustituir el sector público, bien externalizando o directamente privatizando a favor de empresas privadas, fundaciones y ONG que pasaron a prestar servicios en un escenario de cuestionamiento estructural del sector público. Todo ello condujo a un deterioro global en el campo de las políticas sociales, acentuado todavía más con la llegada de la crisis.

En el campo de los discursos, la crisis no transformó los contenidos que venían alimentando el modelo de gobernanza madrileño. En realidad, todavía se insistió más en algunos de sus ejes esenciales como la idea de mejorar las condiciones de todo tipo que propician la actividad de las empresas privadas, las loas a la “emprendeduría” como estrategia para la creación de empleo o el fomento de la marca Madrid como un mecanismo favorecedor de la competitividad. Los recortes en las inversiones públicas contribuyeron a reforzar aún más la segregación socio-espacial, en un contexto de crecimiento rápido de la pobreza y la desigualdad. La profundización en los aspectos socialmente más conflictivos y controvertidos del modelo de gobernanza madrileño y el creciente descrédito del sistema político en su conjunto aceleraron la aparición de nuevos movimientos sociales y de numerosas iniciativas sociales de distinta naturaleza. Madrid se convirtió en una de las cunas de las grandes movilizaciones que se sucedieron a partir de la primavera de 2011 y que tuvieron en el 15M, surgido en la Puerta del Sol, su principal referencia. El gobierno local, sacudido como otras administraciones y grupos empresariales por numerosos casos de corrupción, mantuvo una actitud reactiva hacia esta oleada de movilizaciones, tratando de frenarla a través de su descalificación, del entorpecimiento del uso de los espacios públicos y, en no pocas ocasiones, del uso de la represión. Sin la aparición de estos nuevos movimientos y organizaciones sociales resultaría incomprensible la formación de la candidatura ciudadana Ahora Madrid que en 2015 alcanzó el gobierno de la ciudad, convirtiendo a Manuela Carmena en la nueva alcaldesa. El cambio político está dando lugar a una serie de modificaciones en el modelo de gobernanza cuyo alcance todavía es pronto para evaluar.